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Voto de Lafuente Estefanía:
8
Drama España franquista. Durante la década de los sesenta, una familia de campesinos vive miserablemente en un cortijo extremeño bajo la férula del terrateniente. Su vida es renuncia, sacrificio y y obediencia. Su destino está marcado, a no ser que algún acontecimiento imprevisto les permita romper sus cadenas. Adaptación de la novela homónima de Miguel Delibes. (FILMAFFINITY)
24 de abril de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran adaptación de la novela de Delibes. Un drama de la España profunda que muestra una forma de vida próxima a la esclavitud.
Extraordinaria ambientación de la que destacamos la atmósfera densa, neblinosa y húmeda de los cortijos extremeños de señorito y escopeta. Como extraordinaria es la realización que presenta unos personajes rotundos y claros, con la inocencia de Azarías (Rabal) y su "milana bonita", la servidumbre asumida de Paco (Landa) y amarga de Régula (Terele) o el despotismo del señorito Iván (Diego).
Sin olvidar el resto del reparto, del que destacamos a Don Pedro (González) en representación de esos encargados intermedios cuya promoción en la escala social lleva también sus propias servidumbres.
Soberbias interpretaciones y soberbia banda sonora.
Una gran película pero con un grave inconveniente. Se recrea demasiado en la suerte de denigrar una sociedad que tal vez ha existido, sí, pero que la deforma y caricaturiza cuando llega al extremo, por ejemplo, de poner a cuatro patas al bueno de Paco para seguir como un perro el rastro de una perdiz muerta, o muestra echando bendiciones al orondo obispo o al cabrón del señorito exigiendo a Paco que haga de "secretario" en la cacera con su pata escayolada. Resulta artificiosa y contraproducente, tanta maldad.
De todas formas, tampoco han cambiado tanto las cosas. Pasaron los tiempos de Franco y llegaron otros más bermejos. Si en aquellos acudían invitados a las cacerías ministros y embajadores, en estos otros no faltan tampoco en manchegas monterías ministros bermejos y jueces estrella no menos bermejos.
Más aún, si los caciques de antaño llegaban en sus cochazos al cortijo, los de hogaño no desdeñan hacerlo con los medios aéreos más sofisticados que ponemos a su disposición todos los españoles. ¿Verdad, "falcona bonita"?
La diferencia está en que entonces se denunciaban estos abusos. A ver quien es el guapo del cine español actual que se atreve a criticar los que hoy se cometen.
Lafuente Estefanía
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