Un hombre cabalga a toda velocidad por el desierto hasta que se pierde en el horizonte. Bruscamente irrumpen en la pantalla sus perseguidores. La cámara permanece fija ¿mirando al Sur?.
Se trata de Moon (Nicholson), un bandido entre cuyos méritos figura participar a las órdenes de Quantrill en la masacre de Lawrence durante la guerra de Secesión.
Lo cogen y, claro, lo van a ahorcar, "No es justo, total por robar unos caballos y asaltar unos bancos". Con la soga al cuello la joven Julia (Steenburgen) hace uso de la prerrogativa de salvar su vida a cambio del matrimonio. ¡Sorpresa!
El comienzo es sorprendente y esperanzador. Un western con su parte cómica y su parte sentimental. Un guion potable y buenos actores.
Sin embargo el realizador-actor no puede evitar el protagonismo y la sobreactuación, sin dejar mucho espacio al resto de actores y sin permitir que la trama discurra con fluidez. En la segunda parte el ritmo se hace lento, está todo muy parado. Y sin embargo, en algunos momentos hay unos barridos de cámara mareantes.
Dentro de la vulgaridad de otros, resaltan algunos diálogos como los que mantienen esposas y maridos por separado a cuenta del enlatado de albaricoques.
Excelente interpretación de Steenburgen, lo mismo que Jack si salvamos su omnipresencia. Tampoco está mal el resto del elenco.
Cinta pasable pero que no termina de encontrar el Norte.