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Voto de Lafuente Estefanía:
4
Western Mitch Garrett perdió a su esposa embarazada por no poder pagar una medicina. Nadie acudió en su ayuda para prestarle el dinero; por eso Mitch, ofuscado por el odio, decide arruinar la vida de las gentes del pueblo. Al frente de una banda de forajidos se propone robar todo el dinero del banco. (FILMAFFINITY)
19 de noviembre de 2020
2 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El arranque de la cinta no puede ser más brillante y original. Apremiado por los dolores del parto inminente de su esposa llega Mitch Garret (Ladd) a la ciudad de Blue Spring. Cuando ya parece que van a resolverse los problemas, es cuando surgen las últimas dificultades que le plantean un hotelero y un droguero egoístas y desconfiados, junto a un sheriff también malpensado. El médico, Dr. Seltzer, había pedido con urgencia un medicamento que finalmente llega demasiado tarde y muere la parturienta y la criatura.
Los vecinos del pueblo son conscientes de su pecado y tratan, tardíamente, de compensar al viudo ofreciéndole el cargo de ayudante de sheriff. El resto es una complicada, mal explicada y peor entendida venganza, en la que intervienen sin saberlo cuatro personajes más extraidos del lumpen, entre los que destaca un antiguo teniente sudista alcohólico y buen dibujante, Dan Keats (Murray), que pronto se erige en el segundo gran protagonista del dramón.
Como ya se ha dicho lo mejor es el comienzo, tan impactante como inesperado. Lo demás un dejarse llevar preparando una venganza que se oculta al espectador al que se hurta la posibilidad de conocer las intenciones de Mitch hasta bien avanzada la película. Aquí radica en nuestra opinión el gran fallo de la misma, no mostrar aunque fuera discretamente la personalidad y el dramático estado mental del viudo, aunque solo fuera para justificar luego sus sanguinarios proyectos.
Entre los secundarios merece destacarse la integridad profesional del médico, lo mismo en la atención a Eli la esposa de Mitch que cuando desinfecta y cura a éste una herida superficial de bala que ha recibido. Más retorcido es el dueño del almacén de droguería encargado de preparar con urgencia el jarabe para Eli, que no entrega si no se le paga antes el dólar y los 87 centavos de sus honorarios, lo que nunca hubiera pasado en una oficina de farmacia convencional por el compromiso ético profesional que conlleva el Juramento Hipocrático.
Por lo demás es una película que no pasa de discreta.
Lafuente Estefanía
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