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Voto de Lafuente Estefanía:
5
4,6
759
1 de noviembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Frontera de Arizona con México, año 2014. Las mafias norteamericanas que se ganan la vida (muy bien ganada) exportando armas y municiones al otro lado de la frontera para uso de los cárteles, están teniendo problemas.
Ahora hay que aguzar el ingenio para pasarlas por carreteras secundarias escondidas entre la chatarra. Pero el viejo sheriff Leland (McShane) se mosquea viendo pasar al mismo pringado varias veces con coches diferentes, "¿Qué hace una basura como tú con una basura como esa?"
La mercancía mejor pagada son las balas de punta hueca o Hollow-point, balas expansivas diseñadas para abrirse en el impacto aumentando el diámetro y producir así una herida más amplia. Balas "matapolicías" las llaman en el argot por las víctimas predilectas.
Para sustituir al veterano sheriff llega otro nuevo, Wallace (Wilson), que parece tener cuentas pendientes en el Condado de los Reyes. Al menos en el plano sentimental con una antigua novia, María (Collins).
Buen guion pero desarrollado a ráfagas, con escenas tumultuosas que dejan confuso al espectador. Muchos nombres pronunciados rápidamente sin tener claro a quien se refieren. Buena ambientación con paisajes desolados y sórdidos atravesados por largas carreteras rectas trazadas con tiralíneas en tomas cenitales.
En el centro de la trama dos personajes bien perfilados, Wallace y sobre todo Leland que impone su poderosa personalidad. Al margen quedan los demás. Interpretaciones correctas en todos ellos. También del superasesino Atticus (Leguizamo), que maneja una especie de "Lista de Slinder" pero con los nombres de sus próximas víctimas.
Varios fallos notables. El primero y más importante la soledad de los representantes de la ley, "Solos ante el peligro" sin solicitar la ayuda de nadie. Inverosímil resulta ver los palos y tiros que se llevan, sus entradas y salidas de los hospitales llevándose a los pacientes sin preguntar a nadie. Tampoco existen las bajas laborales en estos agentes aunque les corten de un tajo la mano derecha. Todo muy poco creíble incluso en el mundo de la frontera. Sobran también para nosotros los toques sanguinolentos próximos al gore de algunas escenas.
En fin, cierta tosquedad argumental que transmite a la obra una sensación de vacío, de hueco, como esas balas matapolicías a que alude el título.
Cinta de acción trepidante, como descargas eléctricas de alta tensión. Pese a los fallos apuntados puede verse.
Ahora hay que aguzar el ingenio para pasarlas por carreteras secundarias escondidas entre la chatarra. Pero el viejo sheriff Leland (McShane) se mosquea viendo pasar al mismo pringado varias veces con coches diferentes, "¿Qué hace una basura como tú con una basura como esa?"
La mercancía mejor pagada son las balas de punta hueca o Hollow-point, balas expansivas diseñadas para abrirse en el impacto aumentando el diámetro y producir así una herida más amplia. Balas "matapolicías" las llaman en el argot por las víctimas predilectas.
Para sustituir al veterano sheriff llega otro nuevo, Wallace (Wilson), que parece tener cuentas pendientes en el Condado de los Reyes. Al menos en el plano sentimental con una antigua novia, María (Collins).
Buen guion pero desarrollado a ráfagas, con escenas tumultuosas que dejan confuso al espectador. Muchos nombres pronunciados rápidamente sin tener claro a quien se refieren. Buena ambientación con paisajes desolados y sórdidos atravesados por largas carreteras rectas trazadas con tiralíneas en tomas cenitales.
En el centro de la trama dos personajes bien perfilados, Wallace y sobre todo Leland que impone su poderosa personalidad. Al margen quedan los demás. Interpretaciones correctas en todos ellos. También del superasesino Atticus (Leguizamo), que maneja una especie de "Lista de Slinder" pero con los nombres de sus próximas víctimas.
Varios fallos notables. El primero y más importante la soledad de los representantes de la ley, "Solos ante el peligro" sin solicitar la ayuda de nadie. Inverosímil resulta ver los palos y tiros que se llevan, sus entradas y salidas de los hospitales llevándose a los pacientes sin preguntar a nadie. Tampoco existen las bajas laborales en estos agentes aunque les corten de un tajo la mano derecha. Todo muy poco creíble incluso en el mundo de la frontera. Sobran también para nosotros los toques sanguinolentos próximos al gore de algunas escenas.
En fin, cierta tosquedad argumental que transmite a la obra una sensación de vacío, de hueco, como esas balas matapolicías a que alude el título.
Cinta de acción trepidante, como descargas eléctricas de alta tensión. Pese a los fallos apuntados puede verse.