Entre todos los elementos que tienen que darse para que una película de terror funcione, hay dos que me parecen fundamentales, una puesta en escena que te meta de bruces en la historia y unos sustos que te mantengan alerta. Desgraciadamente el debut cinematográfico de Todd Lincoln carece de ambas cosas, con lo que el resultado final no es el más deseado. En "La aparición", la estetica es tan simple que más parece de un telefilm de sobremesa, y de los sustos ni hablemos, y lo digo porque no existen, y de lo que no existe no se puede hablar. Y las anteriormente citadas carencias afectan más cuando, en un principio, el director deja patente que su película renuncia al gore en beneficio del terror psicológico. De esa forma es muy difícil, por no decir imposible, ponerse en situación.
Argumentalmente hablando "La aparición" tampoco ofrece nada nuevo. La trama es un compendio de retales de aquí y de allí que ya hemos visto en otras cintas. Es de recibo admitir que hay un par de elementos que resultan atractivos, por no decir que podrían haber dado para mucho más si se hubieran desarrollado de forma más precisa. Uno de ellos es el moho, que ejemplifica a la perfección como el miedo a lo que nos rodea nos va contagiando hasta que al final no nos queda más remedio que creer en ello y solucionarlo.
Actoralmente "La aparición" tampoco es que goce de un casting superlativo. Ashley Greene y Sebastian Stan son dos actores que funcionan muy bien como secundarios, pero los papeles protagonistas les quedan un poco grandes. Les falta carisma y personalidad.
En líneas generales, "La aparición" es una cinta de terror que va de menos a más, dejando muchas dudas por el camino. Una de ellas, saber si su realizador, Todd Lincoln, puede aspirar a ser un buen director del género o se quedara en tierra de nadie. Viendo esta película apostaría por lo segundo, pero ya veremos...