Tercera parte y con ella llega el bajón de la saga. Después de la genial dirección ejecutada por Scott y Cameron en las precedentes, asistimos a una pérdida alarmante de la asombrosa atmósfera que nos conquistó en aquéllas. Los efectos especiales han perdido fuelle (se nota el uso descarado del ordenador), el decorado de la cárcel es demasiado convencional y las apariciones del alien son muy reducidas hasta el tramo final de la película.

El personaje de Ripley también sufre cierta involución, puesto que apenas transmite sentimientos y aún así es el mejor cuidado del reparto porque los demás parecen simples secundarios. Muchos de ellos quedan muy poco definidos de forma que se nos hacen prácticamente iguales. Además, se echa de menos que haya alguna mujer que sirviera de apoyo a la protagonista.

En cuanto al guión está bastante cogido con pinzas y básicamente se reduce a lo de siempre, ver como van cayendo los miembros de la tripulación pero sin la buena organización de antes. Esas muertes adquieren un carácter más "gore", pero realmente no aportan nada novedoso. Esas sensaciones de tensión, de miedo, de claustrofobia o de acción constante han desaparecido para dejar paso a una prolongación escasa de inspiración aunque con un esfuerzo más o menos aceptable.