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España España · barcelona
Voto de luguca:
10
Drama En un bar de Buenos Aires llamado Garllington (en homenaje a Gardel y Ellington) se reúne a diario un grupo de amigos que rondan los 40 años. La historia transcurre durante los primeros días de primavera: los abrigos empiezan a descubrir los cuerpos y el grupo se da cuenta de que no puede hablarse de otra cosa que no sea de mujeres. Duke, dueño del bar, les ha impuesto no hacer comentarios acerca de fútbol ni política para evitar las ... [+]
21 de mayo de 2011
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buenos Aires. Verano. Amor y muerte. No es un tango pero se le parece mucho. En primer lugar, la ciudad que aparece a vista de pájaro a modo de página en blanco en medio de los diferentes episodios, es una ciudad toda rascacielos, ruido lejano de cláxones, encrucijadas de carreteras y una persistente neblina contaminadora;en segundo lugar, la ciudad es un barrio con mucho sol, comercios que se anuncian en carteles de madera pintados a mano, colorido en los bares, los paseos, juventud a punto de acabar y grandes dramas de gente en busca de amor.

Vemos un ir y venir de mujeres pero, de ellas, sobresalen tres: la cantante de tangos, que siempre lleva algo rojo; la empleada en algún tipo de archivo, que siempre va de lila; la nocturna, con tendencias a los maltratos, que siempre va muy de fiesta.

Los hombres se encuentran en un café decorado con retratos de Carlos Gardel y de Duke Ellington, creo que se llama Carlington o algo así. El café está regido por el Duque –cuyo apodo viene de su afición al jazz- que es amigo y consejero de Sergio y de Marcos, dos de tres amigos que rondan la cuarentena a golpes de desamores.

Sergio acaba de coger “in fraganti” a su hermano y su esposa y no logra zafarse de ese pesimismo existencialista que le impide aprovechar las ocasiones o, mejor, provocarlas. Marcos es un buen amigo de infancia y juventud que acompaña a Sergio y le cuenta historias para ver si eso le ayuda a escribir el guión que tiene entre manos. Pero, para no pelearse, no pueden hablar de fútbol y, ahora, tampoco pueden hablar de mujeres, ¿qué queda?

Marcos entra un día en el café con una historia de lo más tentadora: ha ido a llevar flores a la tumba de su padre pero, cuando iba a depositarlas en el jarrón del nicho, ha visto a una preciosidad allí mismo: Se acerca a ella y le regala las flores del difunto. Ella considera que es un regalo macabro y le contesta cortante. Entonces él le dice: “yo te conozco”, “bueno, no te conozco pero te he visto”.

Total que le cuenta que su padre era fotógrafo y en el estudio tenía una foto suya en el escaparate. Ella recuerda eso y dibuja una amplia sonrisa. Marcos la lleva a su tienda –tiene un taller de marcos- para que compruebe que es verdad. Duque y Sergio le felicitan por una historia tan coherente y que le ha servido para tener sexo con una conocida desconocida.

Hace tiempo que no ven a su amigo, el tercero del trío. Le llaman el Yuppy. Quedan con él y con la cantante de tangos pero el Yuppy no se presenta.

Marta, la cantante había salido con los tres en la época del instituto. El último fue el Yuppy.
La vida sigue dando vueltas alrededor de sentimientos e historias inverosímiles pero no por ello menos reales, como la de la loca y el floristero, que murió atropellado, por amor, sólo por amor.

Y en el aire del barrio, en las esquinas soleadas, en los letreros coloreados y en las persianas verdes de los colmados, late el deseo inmortal de seguir viviendo para seguir amando.
luguca
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