Igual que la segunda parte de la vida de Bridget Jones mantuvo el buen nivel de la primera, incluso en algunas facetas la mejoró, la tercera parte de la serie cae respecto a las dos anteriores. Bridget se nos ha hecho mayor y con ello ha perdido la chispa y la novedad que mantuvo en las dos primeras entregas, y no por culpa de la actriz que da vida al personaje, sino por el propio personaje en sí, por sus circunstancias y porque cae su gracia y personalidad.
Con ella, sigue impecable Colin Firth en el papel de galan, un registro que maneja con soltura y presentamos a Patrick Dempsey, que da la contraréplica de una forma mucho más acertada que la daba Grant en las anteriores (tampoco hay que esmerarse mucho en ello, era fácil de conseguir).
Sigue la misma banda sonora encantadora, los cambios de escenarios y el dinamismo general de la serie, pero con peor resultado, con unos barnices dramáticos que se alejan del "espíritu" de la rebelde Bridget. ¿Habrá una cuarta entrega? Lo dudo mucho. Deseo no equivocarme. Seguro que estaremos encantados de volver a ver en la gran pantalla a Renée Zellweger, pero no creo que querramos conocer muchas más cosas de las andanzas de Bridget Jones.