Es peligroso ponerse a ver una película que de pequeño te impactó cuando ya tienes una cierta edad. Es peligroso porque puede pasar que te lleves un chasco de dimensiones épicas. Esto es lo que me ha pasado con esta película. Recuerdo haberla visto con mis hermanos siendo yo un enano y pasar un rato muy emocionante, imbuido por el argumento y por la sensación de que algo malo iba a pasar, una sensación que la tenías en la boca del estómago y que no presagiaba nada bueno. Recuerdo haber sufrido por los esfuerzos infructuosos de la policía por acabar con el francotirador. Bien, pues todos estos sentimientos han desaparecido una vez que se vuelve a ver el film. Y veo que estamos ante un thriller rutinario y que la emoción que recordaba con entusiasmo de mi niñez no es que se haya desvanecido, pero casi.
No es que la película sea mala ni nada de eso, seguramente es que yo tenía unas expectativas altas por los recuerdos nebulosos de mi niñez, pero sí se ha de reconocer que la multitud de historias que se intercalan en la narración hace que se rompa el ritmo con problemas que no son muy pertinentes para el argumento y, casi todas ellas, para colmo, son muy previsibles. Ni siquiera los actores parecen que estén muy motivados en sus papeles: desde Charlton Heston hasta Gena Rowlands. En definitiva y como he leído por aquí: no sería de extrañar que en pocos años e incluso meses nos encontremos con un remake, que es lo que se lleva.
Vamos, que las ruedas de prensa de Mou son más emocionantes y consiguen dar más miedo.