Mucho antes de que Daniel Craig viniera dándoselas de importante y vacilando de que era el mejor Bond después de Sean Connery, fue Pierce Brosnan el que tuvo la difícil misión de resucitar al agente 007 tras lo que parecía una larga agonía. En efecto, tras las últimas películas de un renqueante Roger Moore y las dos del Bond con más pinta de gañán que haya habido jamás (el bueno de Timothy Dalton), Brosnan se puso al frente de la franquicia con resultados más que aceptables. Es una peli de Bond: ni más ni menos
Antes de que Bond se modernizara y siguiera la estela de Bourne o de Ethan Hunt, Brosnan tuvo que lidiar con películas que se basaban en guiones tan extravagantes como este. Hay que reconocer que es puro 007: aparece Q (hasta ahora olvidado por la nueva ola), aparecen los inventitos de coña, aparece Mony Penny; aparece un malo que quiere cargarse a la Humanidad; aparecen chicas guapas que se aparean con Bond, Pierce Brosnan cuenta chistes de lo más cutres, hay explosiones, saltos, cabriolas imposibles... de todo. lo demás sobra. Que el guión esté lleno de incongruencias, de frases graciosillas, de caras de Brosnan de picarón; también tenemos que obviar a Denise Richards como física nuclear (lo que ya parece demasiado). Esto es Bond y nada más. PAsen y vean (y disfruten si les gustan estas palis insustanciales pero divertidas).