Es difícil juzgar de forma objetiva esta película, después de más de treinta años de espera, porque el tiempo crea el mito y el mito se sitúa siempre más allá del juicio humano. Se puede decir que Cerrar los ojos está desprendida del tiempo y, por tanto, escapa a cualquier valoración objetiva. En cualquier caso, Erice deja su sello desde el primer momento y para mí eso ya basta, porque no es un director cualquiera, es un género en sí mismo y, en consecuencia, si te gusta su cine te gustará Cerrar los ojos, de la misma manera que si te gusta la vainilla te gustarán los productos que tengan ese sabor (yogures, helados o lo que sea). Es cierto que en algún momento la película parece un poco rancia, que se acerca al abismo de lo viejuno, pero se lo perdonamos. A mí la película del director vasco que más me gusta es El sur y lo sigue siendo, pero Cerrar los ojos es una obra excelente, por guion, por fotografía, por las excelentes interpretaciones y, como ya he dicho, porque rezuma la presencia de Víctor Erice. Hay que verla.