En España “The Imitation Game” no se ha traducido su título y se le ha añadido, entre paréntesis “(Descifrando Enigma)”, cuando su título original es más específico que nuestra aportación, aunque sirva más como guía para espectadores olvidadizos o despistados que se puedan acordar más fácilmente de ella.
Se trata de la más reciente producción de los Weinstein, que como ya se sabe, tienen buena mano en la industria y seguro que la colocarán en los inminentes Oscars cuyas nominaciones están a punto de darse a conocer. Al menos para mí, sus puntos más logrados son su guión, la dirección artística, el vestuario, fotografía y sobre todo, su estupenda banda sonora (a ver cúando reconocerán la labor de Desplat) además, por supuesto, del pilar fundamental, su protagonista, Benedict Cumberbatch, cuya agenda laboral de aquí a un par de años se asemeja más a la de un cantante de ópera que a la de un actor. Y este valor al alza será reconocido sin duda, aunque (y esto es ya aventurar quiniela para las nominaciones) me temo que de los cinco nominados como actor principal no entrarán los tres británicos que deberían (a los que habría que sumar Redmayne y Spall, al que intentarán dejar tirado en la cuneta), porque quizás serían ya demasiados, en este año en el que los actores norteamericanos tienen donde elegir entre ellos. Seguro también se ignorará al excelente plantel de secundarios, encabezados por Mark Strong, un interesante actor con buena presencia y, aunque algunos le vean más parecido con Stanley Tucci o Andy García yo lo veo más cercano en muchos aspectos a Ben Kingsley, lo cual es mucho a su favor. La peor y que tiene opciones a colarse como nominada es Keira Knightley. Comprendo que esto es muy personal, pero a esta ya mujer no le he visto casi progresión a lo largo de su carrera en la que ha estado bien protegida y promocionada. He hecho intentos porque me guste cuando le he visto intentos de cambio de registro, pero sus limitaciones dramáticas, sus morisquetas y sus poses repetitivas casi se convierte en el lastre del film, y eso que junto a “Un método peligroso” es una de sus más soportables apariciones y no lo digo por el hecho de ser secundaria en ambas.
El film, está bien llevado en todo momento por Tyldum con su buena dirección, que aunque sea excesivamente académica, es eficaz y su interés nunca decae. Está tratada con mucho tacto, no ahonda en momentos escabrosos o demasiado melodramáticos, y además no se han omitido datos o no se han falseado circunstancias acerca de la homosexualidad de su protagonista, circunstancia determinante en la historia, sobre todo por la época en que desarrolla. A lo largo de los años, muchas veces el cine ha optado por eliminar elementos que pudieran resultar incómodos, en especial los temas sexuales, sobre todo en lo concerniente a la homosexualidad, como ya ocurrió con la célebre y no tan lejana “Una mente maravillosa”, que no sé por qué algunos la comparan con este film, y que con el fin de hacer “más popular” el trabajo de Howard, se silenciaron las relaciones homosexuales que mantuvo su protagonista. Por último señalar que “The Imitation Game” no es claramente un biopic, hay que saber diferenciar lo que es una reconstrucción histórica de lo que es un mero biopic, por más que se haga justo hincapié en el calvario que padeció su protagonista, que mereció ser reconocido con todos los honores y que hasta 2013 la reina Isabel II no le desquita del olvido vergonzante al que estuvo sometido. Un personaje más complejo que un rompecabezas o que la máquina que construye, y al que al fin la humanidad, más que la Historia, le otorga el lugar que verdaderamente le correspondía. Su homenaje en el cine llega muy puntual, quizás demasiado para algunos, por lo que no está exenta de la sombra del oportunismo.