Puede que el título que le he puesto al comentario parezca que le esté rindiendo un homenaje a Godard con su “A bout de souffle”, pero es que “Spectre” tiene cierto aire europeo, que le viene muy bien, sobre todo aroma francés pero, en su contra, adolece de un problema de cocimiento, un efecto “suflé” que se desinfla por descuido en algunos aspectos. Pero vayamos por partes sin destripar su trama.
“Spectre” podía haber sido la mejor película de mejor Bond en muchos años, pero desgraciadamente la partida se gana a medias. Al menos, es indiscutible que tiene uno de los mejores comienzos en muchos años, por descontado para mí es el mejor principio de los fims protagonizados por Daniel Craig como 007, situado en esta ocasión en pleno corazón de México D. F., una secuencia absolutamente espectacular, un riesgo elegir un enclave tan popular y para colmo ambientarlo en el día de los "muertitos". Debe haber sido una demencia de planificación y difícil de rodar, llevada con una firme limpieza en dirección. Tras dejarnos casi en “shock”, sus créditos, que han relegado a un segundo plano las célebres siluetas femeninas de antaño, acompañan un tema que no es lo esperable por sus más fieles seguidores que parece se han quedado desconcertados. Un efecto parecido al ocurrido por los fans de las voces femeninas, cuando la canción corría a cargo de Paul McCartney con Wings en “Vive y deja morir”, película con la que “Spectre” guarda ciertos paralelismos, aunque me quede con la de Sam Mendes.
Luego, todo lo que sigue tiene sus altibajos, pero exceptuando una persecución por Roma, también de antología, todo lo que continúa es más rutinario, quizás por un guión que no termina de exprimir todas sus posibilidades, tanto la de sus ambientes refinados que a lo largo de la proyección se van olvidando, como el darle más dimensión a sus personajes. Por ejemplo, la entrada en escena de Christoph Waltz es también muy buena, impecable en su idea, hasta a Bond le inquieta. Pero luego lo conduce por el camino habitual de los villanos, una pena. Y lo que me parece imperdonable es el poco tiempo que disfrutamos de Monica Bellucci, por Dios, con ese pedazo de percha que tiene esta señora y un estilo sofisticado que tumba a cualquiera, tenía todos los ingredientes para ser una de las más estelares de las féminas Bond, pero su personaje es casi un suspiro y es que es para darle un capón al responsable, por idiota, porque no cabría otra razón. La elección de Léa Seydoux es acertada. Es una chica Bond, vale, con cierto aire cinéfilo, pero desprende más naturalidad y buen hacer que pose y “botox” o arreglos faciales en exceso. Es una buena reivindicación para los tiempos que corren, donde las actrices empiezan a sublevarse incluso ante el exagerado y dañino efecto “fotoshop”. Destacar también a favor dos de sus personajes: Dave Bautista, que da miedo, y a Andrew Scott, que nos produce rechazo, intención lograda y que son ladrones de la función. En cuanto a los colaboradores Bond, que en Skyfall” todos tenían una actitud más jovial y alegre, en “Spectre” se les ha ensombrecido acertadamente, sobre todo a Ralph Fiennes.
Me gustaría destacar su fotografía, que es buena, bastante resultona (aunque fugazmente se cuele en un plano sombra de cámara) y su banda sonora, que incluye temas de antaño “bondianos”, cosa que era ineludible, también contiene temas, sobre todo de percusión, que le viene muy bien, destacando la labor desempeñada por Thomas Newman, que deja entrever su sello habitual y se nota que ha hecho todo un esfuerzo por hacerse con el film. En suma, entretenimiento bien hecho y que como cine de evasión funciona, ya que su nivel está por encima de la media.