Cualquier película de la saga de Austin Powers está pensada para ser consumida en unos momentos muy concretos de tu vida, a saber:
- Durante una reunión de colegas dispuestos a darlo todo por el cachondeo y seguramente ofrecer sus hígados al destino del alcohol en forma de birras o kalimotxos.
- En un día de bajonazo mítico en el que la rutina te ha tratado lo suficientemente mal como para necesitar encontrarle el lado estúpidamente cómico a la vida.
- En un día de desfrontalización extrema por exceso de horas en el trabajo.
- En alguno de esos ratos en los que la vida se viste de payaso para regalarte la típica risa floja que sale a relucir hasta por el vuelo de una mosca.

No se recomienda ver esta ni ninguna de las precuelas en caso de:
- Querer conquistar a la chica de tus sueños viendo una peli.
- Necesitar una buena dosis de cine sesudo cargado de mensaje filosófico y/o metafórico.
- Pretender que tu hijo pequeño vea algo en la televisión que resulte mínimamente edificante.
- Querer ver una lección interpretativa superlativa de un actor o unas labores de dirección excelsas.

Así que si reúnes alguno de los requisitos iniciales, esta película es una seria candidata a ser emitida por la pantalla de tu televisión. Una mezcla de la vulgaridad del "Torrente" español y la caricaturización del "James Bond" británico, todo contado con ese típico humor zafio, chabacano y simplón que por pura idiocia tiene ratos en los que se hace querer. Ciertamente estúpido, consigue que se nos escapen las risas aunque no queramos y sobrevuela sin tapujos los límites de lo políticamente incorrecto, convirtiendo en normal la mofa hacia el gordo, el enano, el extranjero o el típico grano en la cara que a todo el mundo llama la atención pero al que nadie puede nombrar. Cosificación de la mujer, exaltación de su sexualidad y búsqueda del típico chiste guarro de turno basado en el "caca-culo-pedo-pis". La película se convierte en una oda a la ridiculez y la tontada sin sentido, resultando grosera e ideal para que el glamour de ciertos actores se arrastre por el fango y se llenen de mierda hasta el cuello sin importarles lo más mínimo en una especie de parodia a la pérdida de la vergüenza y al sentido del ridículo. Tosca, ruda, malsonante y necia como ella sola, pero por momentos divertida.