El verdadero bajón de la mini-serie que viene a aterrizar el descenso que llevaba trayendo desde los dos-tres capítulos anteriores. Forky y su invitada consiguen que en pocos minutos, que caben con una mano, quieras casi abandonar la serie. Es entonces cuando recuerdas algunos buenos momentos, y ya os adelanto que lo que queda por ver es bastante mejor que la última racha de capítulos.

No empaticé con lo que veía en pantalla, y tampoco con el mensaje detrás de él. Siempre desde la comedia, Forky no es capaz de levantar un tema que ya de por sí parece insulso en relación al resto de temas que se tratan en la miniserie, por muy superficial que sea su planteamiento.

El punto más bajo de la serie, pero por suerte toma fuerza.