La joven del agua no eleva el listón de las películas de Shyamalan y no deja de ser otra película más, la más bonita de todas las que ha hecho por su condición de cuento desde el primer minuto (lo cual se consigue con el buen efecto de la música también durante toda la película) pero ni por asomo la mejor.
A pesar de que la película ya de por sí es bastante irreal, se produce más de una situación que la hace caer en el calificativo de ridícula. Sin embargo y por fortuna son atisbos mínimos durante la película y no afectan al resultado final.
Los personajes están bien escogidos, y hay lugar para el humor aunque a veces esté un poco fuera de lugar. Lo impredecible de Shyamalan se vuelve predecible en muchas ocasiones y no acaba de sorprender en ningún momento, salvo algún giro muy aislado pero perfectamente adivinable por el espectador.
El diseño de las criaturas está muy bien y le darán a la película dinamismo, un dinamismo que se pierde por momentos a pesar de no tener en términos generales un mal ritmo.
La joven del agua es una película decente, pero que dista mucho del nivel de su director en un resultado que ha quedado, nunca mejor dicho, un poco aguado y que no la hace para nada una película especial.