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Voto de Cinemagavia:
8
Comedia Fielding Mellish (Woody Allen) es un torpe y tímido catador de productos que, abandonado por su novia, la sensual y atractiva Nancy, decide cogerse unas vacaciones y pasarlas en la pequeña República de San Marcos. Pero lo único que consigue es verse envuelto en un sinfín de líos burocráticos en un país dominado por la guerrilla. Todo se complica aún más cuando, después de la conquista del poder por los guerrilleros, su líder se vuelve ... [+]
21 de agosto de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Un Cuba libre, por favor

Considerado por muchos como un gran comediante, Woody Allen empezó por lo alto con gran éxito en títulos como Bananas. Este film es una clara sátira sobre las revoluciones que se sucedieron en el continente americano, en países como Cuba. Además, en este caso, el guion no se focaliza solamente en la dificultad de las relaciones personales, de la contradicción del amor y de los sentimientos, sino que también realiza una comedia espléndida sobre la idiosincrasia de la política y los extremos. Ya desde el principio se puede ver esa crítica social sobre la morbosidad de la información, sobre la creación de falsos mitos y héroes. Por lo cual, a lo largo de todo el film, se verá ese análisis sobre los movimientos y la falsa creencia de la idealización del cambio.

Por ello, este título marca la diferencia con respecto a otros, dado que maneja a la perfección un humor más personal y otro más concreto en torno a la sociedad. Aun así, no hay una intencionalidad de lanzar todo ese humor picante en torno a una figura o a un momento histórico como tal, sino que lanza dardos histriónicos hacia varias direcciones. Los utiliza en su máximo nivel de exageración para sacar partido de ello en pos de la buena ejecución de la comedia. De esta forma, se percibe esa universalidad en su relato, en su historia principal y en la facultad de poder reírse incluso de sí mismo, como hace en varias partes del libreto. Junto con ello, no se puede evitar pensar en las influencias de otros grandes de la comedia como los hermanos Marx, dado que hay situaciones que son todo un homenaje a su cine.

*La química humorística

El principal protagonista de Bananas es Woody Allen, que sigue aquel dicho popular de “como Juan Palomo, yo me lo guiso y yo me lo como”. Sin embargo, cabe decir que, en esta ocasión, no recurre a la necesidad de apoyarse tanto en la palabra, sino que también se ve un buen desempeño físico en este film. A lo largo de todo la cinta, se ve una expresividad más orientada hacia la gestualidad de su rostro y en la interacción con el resto de actores, más que por la buena dicción que le acompaña. Por lo cual, al ser una interpretación menos verbal, hace que haya ese punto de energía a alto nivel, que provoca un mayor entusiasmo en el espectador. Es más, algunos de sus gestos son pura dinamita de risas, sobre todo por la versatilidad de varias escenas que protagoniza.

Por otra parte, el film goza de un reparto numeroso, dado que para escenificar temas tan universales como el poder, las revueltas sociales… no se puede tener un número de actores limitados. Por suerte, hay que destacar que tener todos estos actores en escena permite que se ejecute una buena coreografía entre ellos. Al ser una comedia más pragmática y no tan apoyada en el diálogo, se aplaude la forma de relacionarse unos con otros. Sería importante subrayar el papel de Louise Lasser. Sigue la estela de otras co-protagonistas de los films de Allen, aunque en un plano menos carismático. La razón por la que impacta es por el contraste que forma con Nati Abascal. La española se convierte en partenaire también de Allen y tiene una gran fuerza en sus escenas. Las dos se complementan a la perfección.

*La fruta de la irracionalidad

Una de las razones por las que Bananas es mítica, es porque el éxito que reside en ella también se debe a la ejecución técnica del film. Mientras que en las secuencias en torno a las relaciones se mantienen esos primeros planos, medios… Planos más cercanos; en las escenas de situación y de crítica social, se puede disfrutar de planos generales con todo tipo de detalles. Además, en estas escenas, hay un uso elevado de intérpretes, un movimiento constante, que se une a la locura del propio film. De esta forma, la cámara no se queda en planos estáticos, o siguiendo un esquema estándar, sino que va introduciéndose entre la acción, acompañando la vertiginosidad que caracteriza a este film. Unido a ello, se agradece el uso de exteriores y una mayor diversidad de escenarios, que le dan más riqueza al resultado visual.

La composición sonora goza de una importancia imprescindible en el film, dado que el humor que se utiliza, en muchas ocasiones, recuerda al de Charles Chaplin, o al de los Hermanos Marx. Por esa razón, a parte de esa coreografía disparatada, donde se suceden múltiples escenas llevadas a la risa, es importante colocar una buena banda sonora detrás. El motivo es obtener el impacto oportuno en el espectador. De esta forma, sin la música apropiada, no hubiera sido posible explotar estas escenas, quedándose vacías de sensación. Por ello, hay que aplaudir la edición de sonido. Por último, el montaje sigue una vertiente más rápida, donde hay un tiempo apropiado para la contemplación, pero se aporta más a favor de la acción y un efecto más dinámico. Además, no se excede en la velocidad del ritmo y sabe equilibrarlo a lo largo de la película para no resultar fatigoso.

*Conclusión

Bananas es una película fascinante, que va más allá del humor sentimental, siendo también una sátira social, política y comunicacional. Además, ofrece un guion que se apoya bastante en el humor físico, bebiendo del cine de los hermanos Marx, lo que todavía aporta más al resultado. Por otro lado, Woody Allen está excelente, siendo el perfecto protagonista para esta historia y demostrando ser un gran maestro de la comedia, tanto a nivel expresivo como por su dirección. Después, el despliegue técnico goza de una gran calidad a nivel visual, con secuencias en puro movimiento y una selección extraordinaria en la composición sonora, que le da vida al propio film. Woody Allen revoluciona su cine con un uso de la comedia exquisito, siendo indudablemente una de las mejores películas de su filmografía.

Escrito por Diego Da Costa
Cinemagavia
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