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Voto de Echanove:
8
6,1
2.298
Drama. Romance
Alicia, una profesora de instituto, es una mujer madura que vive con su hija adolescente y cuida de su padre, enfermo de alzheimer. Su rutinaria vida esconde un doloroso vacío sentimental que trata de llenar estableciendo relaciones a través de Internet. Así es como se pone en contacto con un chico que se enamora de ella. Cuando, por fin, conoce a un hombre con el que mantener una relación estable, la fatalidad se cruza en su camino, ... [+]
4 de junio de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escribo tras una sesión doble de Eduard Cortés que ha incluido sucesivamente "La Vida de Nadie" y "Otros Días Vendrán" y habiendo escogido para la crítica esta última por parecerme mejor que la primera, aunque también me referiré a ella en algún momento. No cabe duda de que Cortés es un director más que interesante y junto a las que quizás sean su pelis más conocidas, "Los Pelayos" y la para mí algo fallida "Atraco", cuenta con una obra variada y ríquisima que incluye perlas como el casi ignoto telefilme familiar "Con el Diez a la Espalda" con el que me me encontré hace meses por casualidad y que me pareció estupendo.
Lo curioso si se comparan "La Vida de Nadie" y "Otros Días Vendrán" es que, así como la primera está basada en una historia real de la que sale una muy buena película, pero con ciertos defectillos y artificiosidades que la alejan de la vida real (en la relación de Coronado con Marta Etura hay algo que chirría, como otros han escrito antes que yo), la segunda es una historia de ficción que pese a su inverosimilitud -¡demasiada casualidad!- constituye una explosión de realidad y de vida.
Y en el plano interpretativo, si Coronado y no digamos Adriana Ozores (que se sale literalmente de la pantalla de lo inmensa que es su interpretación) lo bordan en la primera, lo de Cecilia Roth y Resines en la segunda ya es directamente de otro planeta. Porque la emoción que te genera Resines en su versión más sobria, y ante un guión tan hondo como este, te lleva a olvidarte de que es un actor. Y, bueno, lo de Cecilia...eso ya es otra cosa, porque uno no sabe si alguna vez ha in-ter-pre-ta-do alguna vez un papel, te suele dar la impresión de que simplemente se coloca delante de una cámara y vive delante de ella, y el visionado de un una película suya, con toda la luminosidad y verdad que aporta, puede llegar a constituir una epifanía.
Toda la película rezuma autenticidad, y en sus fotogramas la acidez y la aspereza se dan la mano con la esperanza. El sexo y el amor. La soledad y el fracaso de la mediana edad. Lo difícil de tantas ancianidades. Y alcanza su cumbre con Cecilia bailando al son del "Stay" de Jackson Brown (yo me levanté del sofá) ante un Resines cohibido y fascinado con el que uno solo puede identificarse. Antes de la abrupta interrupción de la felicidad que constituye la entrada por la puerta del abuelo encarnado por un tremendo Fernando Guillen.
Lo curioso si se comparan "La Vida de Nadie" y "Otros Días Vendrán" es que, así como la primera está basada en una historia real de la que sale una muy buena película, pero con ciertos defectillos y artificiosidades que la alejan de la vida real (en la relación de Coronado con Marta Etura hay algo que chirría, como otros han escrito antes que yo), la segunda es una historia de ficción que pese a su inverosimilitud -¡demasiada casualidad!- constituye una explosión de realidad y de vida.
Y en el plano interpretativo, si Coronado y no digamos Adriana Ozores (que se sale literalmente de la pantalla de lo inmensa que es su interpretación) lo bordan en la primera, lo de Cecilia Roth y Resines en la segunda ya es directamente de otro planeta. Porque la emoción que te genera Resines en su versión más sobria, y ante un guión tan hondo como este, te lleva a olvidarte de que es un actor. Y, bueno, lo de Cecilia...eso ya es otra cosa, porque uno no sabe si alguna vez ha in-ter-pre-ta-do alguna vez un papel, te suele dar la impresión de que simplemente se coloca delante de una cámara y vive delante de ella, y el visionado de un una película suya, con toda la luminosidad y verdad que aporta, puede llegar a constituir una epifanía.
Toda la película rezuma autenticidad, y en sus fotogramas la acidez y la aspereza se dan la mano con la esperanza. El sexo y el amor. La soledad y el fracaso de la mediana edad. Lo difícil de tantas ancianidades. Y alcanza su cumbre con Cecilia bailando al son del "Stay" de Jackson Brown (yo me levanté del sofá) ante un Resines cohibido y fascinado con el que uno solo puede identificarse. Antes de la abrupta interrupción de la felicidad que constituye la entrada por la puerta del abuelo encarnado por un tremendo Fernando Guillen.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Y mira por donde, cuando todo parecía encaminarse fatalmente a la tragedia, la peli termina apostando por el amor y la esperanza, a pesar de todo. Y esa es su grandeza. Termina siendo casi una "feel good movie", pese a que en ella ha habido antes sexo cibernético y escabroso, suicidio, desamor entre un padre y su hija, drogas y alcohol. Pero a fin de cuentas es lo coherente con el espíritu positivo de la otra corriente subterránea que recorre todo el filme a través Vera (Naida Santiago) y sus amigas. Un aire fresco que es el que, a la postre, triunfa. Y es que a fin de cuentas la tragedia que marca toda la trama principal ha sido necesaria para que una de ellas pueda recibir un trasplante para hacer frente al cáncer. Y Luis (Resines) no responsabilizará a Alicia (Cecilia Rorh) de la muerte de su hijo, aunque haya descubierto que la efímera y disfuncional relación que tuvieron fue la causa.