Paco Plaza nos trae una película inspirada en el Expediente Vallecas, una de las historias paranormales más famosas de Madrid.

La película cuenta con una conseguida ambientación de principios de los 90, está bien rodada y tiene una buena fotografía, sin olvidarnos del uso de temas de Héroes del Silencio como parte de la banda sonora de forma muy acertada y bien integrada en la cinta, sin que parezca forzada en ningún momento. También hay que destacar ciertas actuaciones, sobre todo las de los más pequeños (con lo difícil que es conseguir esto) así como el poco tiempo en pantalla de Ana Torrent. La protagonista tampoco lo hace mal, más teniendo en cuenta que es su primera película.

Lástima que sus puntos positivos se vean lastrados por una historia típica y predecible (donde no hay no se puede sacar) y que abusa del susto fácil (llegando incluso a estropear escenas que habrían sido más interesantes en crudo, sin jump scares que nos fastidien la tensión).

Pero lo peor no es que tengamos una historia simple y mil veces vista, lo peor es que la película tiene un par de momentos al final de la misma donde trata al espectador como si fuese idiota, recurriendo a escenas pasadas para explicarnos lo que está pasando en pantalla… No sé tú, pero yo soy capaz de acordarme de lo que comí ayer, como para no acordarme de lo que ha pasado hace menos de una hora y poder relacionarlo con el presente.

En resumen, si le quitas su buena ambientación y algún aspecto destacable más, es otra película del montón que apenas aporta nada nuevo.

P.D. Se suele decir que este tipo de películas dan más miedito que otras por el hecho de estar basadas en historias reales, sin pararse a pensar que para que la cinta tenga dicho efecto, tienes que creer que la historia es… eso… real, y no es el caso. Aún colocándonos en esa posición también daría igual, porque salvo ciertos detalles y pinceladas, la historia que nos cuentan en esta película se parece tanto a la historia “real” como un huevo a una castaña.