La facilidad de hacer desaparecer vagones con todos sus pasajeros de un tren legendario. La forzada inocencia de la protagonista que a pesar de su oscuro pasado es incapaz de ver tres en un burro son algunos de los fallos que hacen del último film de Anderson un cúmulo de buenas intenciones sin un excelente resultado. A pesar de ello Transsiberian no deja un mal sabor de boca. Nadie diría si no fuera por los créditos iniciales que estamos ante una producción española. Al internacional elenco compuesto por Emily Mortimer (creible la interpretación de la que fuera la infeliz cornuda de Match Point), Woody Harrelson y Ben Kingsley en unos papeles no sorprendentes por su simplicidad y el toque latino por un Noriega más que aceptable tras haber salido mal parado de Lolitas Club hay que añadirle la fotografía y montaje pues son un protagonista más. Espectaculares los planos cenitales del transiberiano abriéndose paso en la gélida estepa acompañado de una banda sonora que le otorga suspense a un thriller que podría haber sorprendido y se ha quedado en un mero ejercicio fílmico bastante correcto.

Lo mejor: el ambiente claustrofóbico que respira Mortimer en los pasillos del Transiberiano.

Lo peor: un desenlace tan apresurado que podría dar para un giro de guión