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España España · Barcelona
Voto de Ulher:
8
Drama. Comedia. Intriga Un profesor de literatura francesa, desalentado y hastiado por las insulsas y torpes redacciones de sus nuevos alumnos, descubre entusiasmado que, por el contrario, el chico que se sienta al fondo de la clase, muestra en sus trabajos un agudo y sutil sentido de la observación. Este chico, que se siente extrañamente fascinado por la familia de uno de sus compañeros, escribirá, animado por el profesor, una especie de novela sobre esa ... [+]
10 de noviembre de 2012
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
No nos engañemos. Las miserias ajenas siempre son objeto de interés. Funcionan como un bálsamo para curar nuestras heridas o simplemente como mecanismo que ensalza vidas carentes de interés. De una u otra forma, tendemos a degustar el papel de voyeur que nuestra sociedad nos obliga a interpretar. Disfrazando el morbo en curiosidad no nos redimimos ante los demás. Pertenecemos a un colectivo destinado a consumir lo que nos venden como la pescadilla que se muerde la cola. El eterno binomio entre oferta y demanda. ¿Realmente merecemos lo que consumimos? Ozon lo tiene muy claro. El cliente es el principal artífice en el producto final. Pero En la casa, la obra maestra de su director, no es un compendio de teorías económicas sino más bien un entramado de inquietudes que no dejan de ser verdades demostrables como una ecuación.

En las paredes de esta casa encontramos una retahíla de temas que confluyen en el proceso de creación. Pero no por mucho abarcar se aprieta menos. El cineasta exprime con maestría múltiples asuntos con distintas lecturas. Los límites de la ética por alcanzar una satisfacción. El cazador cazado. Ácidas criticas al concepto de nuevo arte. A ese fingimiento intelectual tan reconocible. Juicios al sistema educativo actual. Radiografías de las relaciones familiares a las que tanto nos tiene acostumbrados su director. Un abanico de asuntos perfectamente identificados, superpuestos y sin que en ningún momento se hagan sombra.

La trama se centra en la relación entre un amargado maestro, que ve el futuro poblado de bárbaros y su pupilo, un joven introvertido con grandes aptitudes para la literatura. Un vínculo en el que nunca se terminan de completar sus identidades. Ese nexo enseguida se convertirá en un peligroso juego de roles donde salen a relucir fantasmas del pasado pero también un futuro desconcertante para ambos.

La estimulante propuesta de Ozon no desvanece en ninguno de sus actos. Con un equilibrio constante, los engranajes de esta maquinaria funcionan sin desgastes. Desde los grandiosos títulos de crédito hasta el sereno y contundente final, la cinta desprende un aroma tóxico, tan adictivo como macabro. Un aparente e inofensivo juego que crea dependencia.

(Continuará)

Lo mejor: su sutileza para embaucar al espectador. La cantidad de lecturas al poema de su protagonista "Ni siquiera la lluvia baila descalza"

Lo peor: que su etiqueta de "cine de autor" la impida llegar a un público mayoritario.
Ulher
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