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Voto de Sirah Wiedemann:
7
5,6
30.479
Ciencia ficción. Aventuras. Acción. Thriller
La última entrega de 'Los juegos del hambre' nos muestra a una nación en guerra, en la que Katniss se enfrenta con uñas y dientes al presidente Snow (Donald Sutherland). Con la ayuda de algunos amigos, entre ellos Gale (Liam Hemsworth), Finnick (Sam Claflin) y Peeta (Josh Hutcherson), arriesgará la vida para salir del Distrito 13 y eliminar al presidente Snow. (FILMAFFINITY)
9 de diciembre de 2015
14 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si algo me quedó claro tras leer el último libro de la trilogía escrita por Suzanne Collins fue la tiranía y ansia de poder inherente al ser humano, tanto en conflictos morales y bélicos, como al finalizar éstos y surgir la pugna por establecer un nuevo estado. Tintes sombríos, reflexivos y amargos rezuman en "Sinsajo 2", donde asistimos a los debates internos a los que se ven sometidos personajes a los que une un propósito común pero que divergen en su modo de ejecutarlo.
El asalto al Capitolio y el fin de la guerra es lo que espera el espectador, en clara sintonía con los rebeldes que surgieron como respuesta a décadas de tiranía, desigualdad e injusticia y bien representados en la figura del Sinsajo (Katniss Everdeen). Las disputas en las decisiones militares, la estrategia a seguir, así como la responsabilidad moral de lo que muchos dirigentes llaman “efectos colaterales” protagonizan algunas de las tensas escenas en las que acompañamos a los protagonistas. La guerra se nos presenta cruel, opresiva, angustiante y ante todo futil. Y es ése el sentimiento que inunda la obra, la futilidad de los anhelos que perseguimos cuando nos enrolamos en alguna reivindicación o lucha. Bien porque no veamos cumplidas nuestras aspiraciones o porque el espectáculo dantesco y sus consecuencias intrínsecas impregnen el resto de nuestra existencia, tanto como individuos como colectivo social. Hay heridas que nunca cicatrizan, y las invisibles son las más difíciles de detectar y curar.
El asalto al Capitolio y el fin de la guerra es lo que espera el espectador, en clara sintonía con los rebeldes que surgieron como respuesta a décadas de tiranía, desigualdad e injusticia y bien representados en la figura del Sinsajo (Katniss Everdeen). Las disputas en las decisiones militares, la estrategia a seguir, así como la responsabilidad moral de lo que muchos dirigentes llaman “efectos colaterales” protagonizan algunas de las tensas escenas en las que acompañamos a los protagonistas. La guerra se nos presenta cruel, opresiva, angustiante y ante todo futil. Y es ése el sentimiento que inunda la obra, la futilidad de los anhelos que perseguimos cuando nos enrolamos en alguna reivindicación o lucha. Bien porque no veamos cumplidas nuestras aspiraciones o porque el espectáculo dantesco y sus consecuencias intrínsecas impregnen el resto de nuestra existencia, tanto como individuos como colectivo social. Hay heridas que nunca cicatrizan, y las invisibles son las más difíciles de detectar y curar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Impotencia. Es lo que seguramente muchos sentirán al ver cómo toda la trayectoria de Katniss no le ha valido para salvar aquéllo que más quería y fue el germen de la rebelión: la vida de su hermana. Llegados a este punto no puedo negar que la tristeza me invadió durantes unos días tras terminar de leer la saga, hace ya unos dos años. Si bien esperaba revivir sentimientos similares al ver la película, he de reconocer que he echado en falta más emoción al tratar ciertas partes de la cinta. La muerte de Finnick y la de Prim, así como la huella profunda que deja en sus más allegados se trata de un modo un tanto aséptico. Aunque bien es cierto que la muerte del primero no deja mucho tiempo para la reflexión y duelo inmediato, pues la lucha debe continuar. Aún así entiendo que por cuestión de metraje no se trate durante mucho tiempo la deriva existencial en la que naufraga Katniss durante meses y años, y que gracias al amor y sensibilidad de Peeta se va diluyendo hasta el punto de recuperar la ilusión por vivir. Y es así como se resuelve el triángulo amoroso, cuyo fin se intuía, pues las personalidades de Katniss y Peeta se complementan a la perfección. Peeta es ternura y calidez, mientras que Gale es rabia y lucha, igual que Katniss.
Tras derrocar a Snow y finalizar la guerra, el caos existente sirve como pretexto para erigirse Coin como presidenta provisional de Panem a la espera de convocar elecciones. Pero se intuye su ego y arrogancia al verse como la dirigente más capaz de gobernar las cenizas del país, así como las decisiones que tomó para minar la moral y destruir a sus aliados,ahora enemigos potenciales en la reconstrucción del país. La crueldad amenaza con gobernar nuevamente, disfrazada de nuevos aires de cambio. Pero por suerte no a todos les ha pasado desapercibido y Katniss aprovecha la flecha destinada a Snow para arrebatar el aliento a la mano que pretende tiranizar de nuevo Panem. Y aunque el nuevo proceso que se abre para ir devolviendo poco a poco la normalidad al país sea doloroso y requiera esfuerzo, se va vislumbrando poco a poco la mejoría. Siempre es arduo y largo el camino de la regeneración.
Y hasta aquí “Los septuagésimos sextos Juegos del hambre”, que llegan a su fin y han de recordarse para evitar la repetición de errores similares en las sucesivas generaciones. Aunque ¿quién puede negar que en los días que vivimos hay quiénes eligen renunciar a la memoria, cegados por lograr la hegemonía cueste el precio que cueste? Por desgracia el terror que invade la obra de Collins y otras sagas distópicas no siempre es ficción. El miedo acecha cada vez más los rincones de nuestra triste realidad.Y eso no lo deberíamos obviar. Los hay que sobreviven y eligen juegos mentales para sobreponerse al trauma vivido. Sólo ellos saben que existen juegos peores.
Tras derrocar a Snow y finalizar la guerra, el caos existente sirve como pretexto para erigirse Coin como presidenta provisional de Panem a la espera de convocar elecciones. Pero se intuye su ego y arrogancia al verse como la dirigente más capaz de gobernar las cenizas del país, así como las decisiones que tomó para minar la moral y destruir a sus aliados,ahora enemigos potenciales en la reconstrucción del país. La crueldad amenaza con gobernar nuevamente, disfrazada de nuevos aires de cambio. Pero por suerte no a todos les ha pasado desapercibido y Katniss aprovecha la flecha destinada a Snow para arrebatar el aliento a la mano que pretende tiranizar de nuevo Panem. Y aunque el nuevo proceso que se abre para ir devolviendo poco a poco la normalidad al país sea doloroso y requiera esfuerzo, se va vislumbrando poco a poco la mejoría. Siempre es arduo y largo el camino de la regeneración.
Y hasta aquí “Los septuagésimos sextos Juegos del hambre”, que llegan a su fin y han de recordarse para evitar la repetición de errores similares en las sucesivas generaciones. Aunque ¿quién puede negar que en los días que vivimos hay quiénes eligen renunciar a la memoria, cegados por lograr la hegemonía cueste el precio que cueste? Por desgracia el terror que invade la obra de Collins y otras sagas distópicas no siempre es ficción. El miedo acecha cada vez más los rincones de nuestra triste realidad.Y eso no lo deberíamos obviar. Los hay que sobreviven y eligen juegos mentales para sobreponerse al trauma vivido. Sólo ellos saben que existen juegos peores.