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España España · Barcelona
Voto de Ricard:
8
Terror Brian (Rick Hearst) es un tipo que vive con su hermano en un apartamento, cuando un día un extraño parásito con forma de pene y llamado Aylmer, se le aparece y le inyecta un alucinógeno líquido en el cerebro... Pero Aylmer le pide a Brian algo de alimento a cambio. Y lamentablemente Aylmer se alimenta de cerebros...
27 de febrero de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Brain Damage es una de otras historias de Frank Henenlotter, el director de Basket Case y sus secuelas.
Jamás en mi vida había presenciado algo como Brain Damage.
Una película que entretiene al espectador, que nos muestra a una criatura capaz de manipular a los seres humanos hasta el punto de hacer que sufran por su salud. Una película que tiene unos efectos especiales y visuales excelentes, un film desagradable digno de la época y de la Serie B.

SINOPSIS
Brian (Rick Hearst) es un tipo que vive con su hermano en un apartamento, cuando un día un extraño parásito con forma de pene y llamado Aylmer, se le aparece y le inyecta un alucinógeno líquido en el cerebro... Pero Aylmer le pide a Brian algo de alimento a cambio. Y lamentablemente Aylmer se alimenta de cerebros...

Si habéis leído la sinopsis de la película, ahí va mi lectura:
Pienso que Frank Henenlotter quiso hacer en esta película (quizá sin darse cuenta) el proceso de convertirse en un drogadicto e intentar dejar las drogas en una hora y media. Dejando claro que el final de la historia sería el peor destino posible para los personajes.
Aylmer es una personificación (extraña) de las drogas con las que Brian desea vivir. Es por ello que al principio del film, Brian tiene esas alucinaciones y se siente vivo, feliz, cuando Aylmer le empieza a dar el líquido. En este momento, es cuando empiezas con una droga y te sientes feliz porque te produce un estado de relajación o de alucine.
Rato más tarde, Brian intenta dejar el líquido que le da Aylmer, pero no lo consigue. Brian quiere vencer a la criatura, pero le es difícil, ya que empieza a sufrir de alucinaciones desagradables en las que se desintegra su cerebro, que las podríamos describir como "el mono" que uno tiene cuando por ejemplo quiere dejar el tabaco.
Es como si Aylmer fuese el propio cerebro de Brian, que le está pidiendo que le alimente de esas drogas.
Es la necesidad humana de alimentar esos neurotransmisores del cerebro que nos piden la sustancia (que en el caso del tabaco, es la nicotina) y en el caso de la película es el líquido que Aylmer puede proporcionar a los humanos.

Durante el film, también presenciamos la desestructura de Brian en relación a su entorno. Se separa de su hermano y de su novia solo para satisfacerse a si mismo. Esto es digno del relato de un drogadicto.

Y por si fuera poco, en el film presenciamos el sentimiento de culpa por tomar una sustancia a la que el protagonista está enganchado.

Sin previo aviso, lo primero que vemos en el film es a una pareja de abuelos que por lo que parece ser llevan años cuidando a Aylmer, y por tanto, están completamente nublados de su realidad. La droga (Aylmer) los tiene completamente controlados. Es por ello que el mostrar a una pareja de abuelos al principio y no a una pareja de jóvenes, nos transmite el desgaste físico al que podemos llegar si tomamos sustancias tóxicas durante mucho tiempo.

El cine es el arte de contar historias. Si uno hace una película de manera literal (como sucede en Trainspotting) probabemente acabe siendo mucho más polémica por la manera que tiene de contar este proceso de drogadicción, es decir, de manera literal.
En cambio, Frank Henenlotter camufla el proceso de la drogadicción a través de una historia extraña de cojones, y como he dicho antes, digna de la época en la que se realizó, de unos efectos excelentes y un estilo único que solo tiene este director.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ricard
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