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Voto de alegar373:
7
Drama. Comedia El dúo cómico infantil Maeda Maeda lo componen dos niños que viven separados porque sus padres están divorciados: uno vive con su madre en Fukuoka, y el otro con el padre en Kagoshima. Los dos sueñan con la reconciliación de sus progenitores. Cuando conocen la noticia de la inauguración de una línea de tren que unirá ambas ciudades, se aferran a una superstición, según la cual cuando los primeros trenes se crucen, ocurrirá un milagro. (FILMAFFINITY) [+]
22 de abril de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como un cuento de niños: inocente, esperanzador y, principalmente, ilusionado. Así es el último largometraje del director japonés Hirokazu Kore-eda. Después de aquella sorprendente e inigualable Air Doll (2009), el oriental excava en lo más profundo del espectador para, con simpleza y sinceridad, extraer al alter ego más niño y lo sienta en la butaca del cine.

Unos padres que se separan, dos hermanos que se distancian y una ilusión que se convierte en deseo más allá del pensamiento: volver a juntar a la familia. Alrededor de esta cumbre escalan los dos protagonistas del film, a pasos cortos y pausados, mientras confían en que si piden su sueño cuando se cruzan dos trenes de alta velocidad, éste no podrá resistirse y se hará realidad.

Kore-eda guía al espectador por los caminos cotidianos que recorren los dos jóvenes mientras en su cabeza no hace más que repetirse el mismo ideal de unión. Más que el viaje físico que llevan a cabo los dos, el éxodo que queda resaltado es el que realiza la infancia hacia la madurez (en pequeña escala). He aquí un buen ejemplo de esa indispensable evolución de los protagonistas en el transcurso de un guión para que éste parta con buena base.

Tras la recomendable muñeca hinchable que rompió los esquemas de muchos cinéfilos, se echa en falta esa fotografía atractiva e imantada que acompañaba a la lentitud de la obra; esa compañera que aligeraba las horas de los personajes que esta vez se hacen, por momentos, demasiado largas.

Con dos actores principales que son hermanos en la vida real y que chapotean en chispa tanto cómica como interpretativa, Kiseki no logra ser un milagro en sí misma pero saca a la luz esa faceta de aquel soñador entusiasta que espera ver una buena película. Y este deseo sí se cumple.
alegar373
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