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Voto de vircenguetorix:
9
8,6
175.939
Drama
Oskar Schindler (Liam Neeson), un empresario alemán de gran talento para las relaciones públicas, busca ganarse la simpatía de los nazis de cara a su beneficio personal. Después de la invasión de Polonia por los alemanes en 1939, Schindler consigue, gracias a sus relaciones con los altos jerarcas nazis, la propiedad de una fábrica de Cracovia. Allí emplea a cientos de operarios judíos, cuya explotación le hace prosperar rápidamente, ... [+]
9 de mayo de 2007
219 de 279 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos los directores –también les pasa a los escritores- tienen un proyecto determinado en la cabeza que por múltiples razones no puedes llevarlo a cabo y así pasan años hasta que encuentras un momento idóneo para poder realizarlo. A Spielberg le costó algo más de diez años dar a luz su proyecto más personal y ambicioso de llevar a la gran pantalla la novela de Thomas Keneally publicada en 1982. Y era idóneo por doble motivo. Primero porque tenía el dinero para ello después de hacer caja con “Hook” y sobre todo con “Parque Jurásico” pero también porque profesionalmente su credibilidad como gran cineasta empezaba a resquebrajarse teniendo en cuenta sus últimas cuatro películas y cada vez parecían más lejanas obras como “El imperio del sol” o “El color púrpura”.
Después de “La lista de Schindler nunca más nadie se ha atrevido a dudar del nivel de Spielberg.
Evidentemente ganó los Oscar con justicia a pesar de que ya se hablaba que era la favorita incluso antes de su estreno. Pero premios a parte hay que reconocer que se trata de una obra magnífica la analicemos por cualquier aspecto. Desde todos y cada uno de los aspectos técnicos, como la fotografía artesanal en blanco y negro de Janusz Kaminski, que enamoró a Spielberg y ya siempre contó con él, pasando por unas recreaciones de ciudades que sólo Hollywood puede ofrecer hasta la famosa melodía de John Williams, entre las tres mejores composiciones de toda su vida, pero sobre todo a pesar de que el guión no sea lo mejor precisamente hay que quedarse con la dirección de Spielberg que se siente más cómodo que nunca y consigue una atmósfera de cinema verité espléndido. Curiosamente en contra de lo que se dice esta no es una película emotiva, a excepción de la parte final, sino tremendamente racional e inteligente que trata de entender lo irracional de lo que estaba sucediendo pero siempre con mucho cerebro, desde luego mucho más que la mayor parte de sus películas donde si se pronuncia a favor de la lágrima fácil, aquí todo es más brutalmente áspero.
Desde luego que Liam Neeson consigue además una cosa complicada que es manejar correctamente el cambio gradual del personaje sin que parezca un giro de guión cochambroso. Por cierto que siempre hay algunos que a estas alturas quieren cuestionar a Oskar Schindler su humanidad, lo que desde luego no es culpa suya que se comportó como un hombre decente en tiempos difíciles. Lo que sí resulta alarmante es que Israel le tuviera diez años en su lista negra –en realidad desde 1948 como Estado- y no le “perdonará” hasta 1955. Esta claro que pasar de criminal de guerra a hijo adoptivo de Israel demuestra que el Mossad y la información israelí no funcionaron muy bien.
Porque ese es el fallo más grande del guión. ¿Por qué huye? ¿No sería mejor quedarse con todos los testigos que confirmarían y le arroparían en todo momento y no jugársela a que sea detenido en un control? Algunos pensarán que es que en realidad Oskar Schindler no era trigo limpio.
Después de “La lista de Schindler nunca más nadie se ha atrevido a dudar del nivel de Spielberg.
Evidentemente ganó los Oscar con justicia a pesar de que ya se hablaba que era la favorita incluso antes de su estreno. Pero premios a parte hay que reconocer que se trata de una obra magnífica la analicemos por cualquier aspecto. Desde todos y cada uno de los aspectos técnicos, como la fotografía artesanal en blanco y negro de Janusz Kaminski, que enamoró a Spielberg y ya siempre contó con él, pasando por unas recreaciones de ciudades que sólo Hollywood puede ofrecer hasta la famosa melodía de John Williams, entre las tres mejores composiciones de toda su vida, pero sobre todo a pesar de que el guión no sea lo mejor precisamente hay que quedarse con la dirección de Spielberg que se siente más cómodo que nunca y consigue una atmósfera de cinema verité espléndido. Curiosamente en contra de lo que se dice esta no es una película emotiva, a excepción de la parte final, sino tremendamente racional e inteligente que trata de entender lo irracional de lo que estaba sucediendo pero siempre con mucho cerebro, desde luego mucho más que la mayor parte de sus películas donde si se pronuncia a favor de la lágrima fácil, aquí todo es más brutalmente áspero.
Desde luego que Liam Neeson consigue además una cosa complicada que es manejar correctamente el cambio gradual del personaje sin que parezca un giro de guión cochambroso. Por cierto que siempre hay algunos que a estas alturas quieren cuestionar a Oskar Schindler su humanidad, lo que desde luego no es culpa suya que se comportó como un hombre decente en tiempos difíciles. Lo que sí resulta alarmante es que Israel le tuviera diez años en su lista negra –en realidad desde 1948 como Estado- y no le “perdonará” hasta 1955. Esta claro que pasar de criminal de guerra a hijo adoptivo de Israel demuestra que el Mossad y la información israelí no funcionaron muy bien.
Porque ese es el fallo más grande del guión. ¿Por qué huye? ¿No sería mejor quedarse con todos los testigos que confirmarían y le arroparían en todo momento y no jugársela a que sea detenido en un control? Algunos pensarán que es que en realidad Oskar Schindler no era trigo limpio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Pues se equivocan. En aquellos momentos se produjeron una inmensidad de homicidios que cometieron los ejércitos aliados ganadores de la guerra en contra de centenares de alemanes inocentes. No todo fue Nuremberg con jueces con toga. Esperemos que alguien se decida a contar el tema pronto en algún libro o película sobre la barbaridad de crímenes contra la humanidad que se cometieron las semanas posteriores al fin de la guerra.
En definitiva “La lista de Schindler” es una de las tres mejores películas del director de Ohio y una obra clave de la década de los noventa.
Eso sí, la película no es perfecta por tres motivos principales; el primero de ellos es que siendo Spielberg un judío de origen húngaro, se decantara por el guetto de Cracovia y no por el de Budapest, que también fue terrible y sobre todo por ningunear la historia – que conoce seguramente a la perfección- de D. Ángel Sanz Briz, el ángel español de Budapest, que salvo no mil cien o mil doscientos judíos sino más de cinco mil. Pero claro, entiendo que un español como héroe en una película norteamericana no hubiera ganado tanto Oscar.
En segundo lugar porque Spielberg a lo largo de las tres horas de película hasta el remate final dedicado a los judíos asesinados hace algo muy peligroso y es convertir el Holocausto en algo plenamente judío. Cuando no es así ni por asomo, ojalá lo hubiera sido, en el sentido de que hubieran muerto menos personas, pero desgraciadamente en los campos de exterminios abundaban y predominaban otros grupos como polacos –no judíos- homosexuales, discapacitados, presos políticos, inadaptados... pero sobre todo eslavos y prisioneros soviéticos que constituyeron el grueso de los incinerados, incluso entiendo que la comunidad gitana no tenga dinero ni poder para hacer cine en Hollywood, pero fueron casi un millón de ellos exterminados y nadie se digna a decir una sola palabra.
Y el tercer motivo está relacionado con el segundo y es que la película no reconoce ni nos cuenta nada del sistemas de castas que había dentro de un campo de concentración, donde los judíos salían bien parados comparados con algunos de los grupos citados anteriormente como gitanos, vagos, alcohólicos, maleantes...y sobre todo homosexuales que recibían un auténtico desprecio y maltrato por parte del resto de prisioneros incluido los judíos. Pero no, Spielberg obvia todo ello para llevarnos a su terreno, consiguiendo que pierda el sentido universal del valor del hombre en sí mismo para ser un alegato judaico. Él debió haber dedicado la película a todas las víctimas de los campos de concentración y no a los de su raza y/o religión, como prefieran.
Recomiendo la lectura de ese maravilloso libro titulado “El hombre en busca de sentido” de Viktor Frankl, donde podemos entender como era la vida de un prisionero en un campo de concentración, lugar que no inventaron los nazis, sino los británicos en la guerra contra los boers sudafricanos a finales del siglo XIX
En definitiva “La lista de Schindler” es una de las tres mejores películas del director de Ohio y una obra clave de la década de los noventa.
Eso sí, la película no es perfecta por tres motivos principales; el primero de ellos es que siendo Spielberg un judío de origen húngaro, se decantara por el guetto de Cracovia y no por el de Budapest, que también fue terrible y sobre todo por ningunear la historia – que conoce seguramente a la perfección- de D. Ángel Sanz Briz, el ángel español de Budapest, que salvo no mil cien o mil doscientos judíos sino más de cinco mil. Pero claro, entiendo que un español como héroe en una película norteamericana no hubiera ganado tanto Oscar.
En segundo lugar porque Spielberg a lo largo de las tres horas de película hasta el remate final dedicado a los judíos asesinados hace algo muy peligroso y es convertir el Holocausto en algo plenamente judío. Cuando no es así ni por asomo, ojalá lo hubiera sido, en el sentido de que hubieran muerto menos personas, pero desgraciadamente en los campos de exterminios abundaban y predominaban otros grupos como polacos –no judíos- homosexuales, discapacitados, presos políticos, inadaptados... pero sobre todo eslavos y prisioneros soviéticos que constituyeron el grueso de los incinerados, incluso entiendo que la comunidad gitana no tenga dinero ni poder para hacer cine en Hollywood, pero fueron casi un millón de ellos exterminados y nadie se digna a decir una sola palabra.
Y el tercer motivo está relacionado con el segundo y es que la película no reconoce ni nos cuenta nada del sistemas de castas que había dentro de un campo de concentración, donde los judíos salían bien parados comparados con algunos de los grupos citados anteriormente como gitanos, vagos, alcohólicos, maleantes...y sobre todo homosexuales que recibían un auténtico desprecio y maltrato por parte del resto de prisioneros incluido los judíos. Pero no, Spielberg obvia todo ello para llevarnos a su terreno, consiguiendo que pierda el sentido universal del valor del hombre en sí mismo para ser un alegato judaico. Él debió haber dedicado la película a todas las víctimas de los campos de concentración y no a los de su raza y/o religión, como prefieran.
Recomiendo la lectura de ese maravilloso libro titulado “El hombre en busca de sentido” de Viktor Frankl, donde podemos entender como era la vida de un prisionero en un campo de concentración, lugar que no inventaron los nazis, sino los británicos en la guerra contra los boers sudafricanos a finales del siglo XIX