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Voto de irian hallstatt:
8
Drama. Romance. Intriga Max es un joven mujeriego de París que, a punto de casarse, se encuentra por casualidad en un café con Lisa, un antiguo amor. (FILMAFFINITY)
1 de septiembre de 2007
21 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
* El aséptico e inocuo mundo burgués que vemos desfilar en las primeras secuencias se evapora pronto, y en pocas escenas nos encontramos inmersos en un mundo tan enrevesado y caótico que llega a ser oscurísimo y casi desvariante. Planteado en principio de forma muy romántica, pero con unos personajes que llevan al extremo su vehemencia, que idealizan de forma gratuita y desesperada, creándose necesidades y primacías déspotas; y continuamente. Sus idealizaciones se volatilizan siempre al primer envite de cualquier impresión mínimamente intensa. Estos personajes se dejan arrastrar por todo, con una inconsciencia obscena que los arranca enérgicamente de cualquier realidad forjada; y nos llevan consigo. Solo hay que ver al personaje de Max (Vincent Cassel): una voz furtiva capturada a través de una pared es suficiente para raptarlo y lanzarlo al caos; hacerle olvidar todo lo que le rodea; disipar su vida, por muy asentada que pudiera parecernos. En tales situaciones uno llega a asumir que no puede fiase ni de si mismo, y es algo demoledor; pero Max no asume nada de nada. Y no solo esto. Ya entrado en faena, incluso reconociendo sus errores empalma uno tras otro, como convencido de que todo lo que ocurre es solo un sueño, algo tan irreal que todo lo negativo que conlleve también lo será; que si nada bueno trae, siempre queda despertarse. Y el final de la película parece corroborar la visión del protagonista, al menos en lo que a él se refiere: en una vertiginosa espiral salva a algunos y machaca a otros, dejando con ello una sensación muy, muy amarga.
Y el personaje de Max no es el más extraviado, los hay que van aún más a la deriva.
Quienes solemos caer en dinámicas similares, y nada tenemos que “envidiar” de la tozudez con que los protagonistas se lanzan al desastre, podemos llegar a comprenderlos, e incluso simpatizar con ellos, identificarnos, pero es tal la exacerbada insensatez y falta de sentido común de Max, Lisa y compañía, que la mayoría de la gente los verán como criaturas fantásticas a fuerza de disfunción y arrobamiento, falta de reflexión e incapacidad de asimilación. Creo que estos personajes caerán mal, pues pueden parecer demasiado exagerados, amén de dispersos, e inspiran una desconfianza totalmente “justificada”, porque tienen la desfachatez de no aceptar la realidad, de no conformarse y amoldarse a los reveses, de no reconocer nada, tarea en la que se afanan la mayoría de los mortales.
irian hallstatt
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