Los ingredientes para construir grandes comedias son parte de lo que uno puede encontrar en la estructuración de las obras de Los Hermanos Marx. Aquí, además de ellos, uno puede ver el aderezo del musical. Sin embargo, no creo que este sea el defecto de este filme, Animal Crackers. Aquí el defecto es un persistente alargamiento de los diálogos poco graciosos pero sutilmente geniales.
La obra comienza muy bien, con el manejo de una amena expectativa por el arribo de cada uno de los hermanos al escenario, en este caso la mansión de una multimillonaria mujer. Y a medida que Groucho, Harpo, Chico y Zeppo hacen su entrada, se va dando inicio a la comedia plena de Groucho, cuyas apariciones suelen ser la joya de toda la película. Su talento desbordado para el diálogo refinado y la ironía dan un placer que ya quisieran otras comedias modernas. No obstante, la trama se va deshaciendo lentamente en los alargamientos de escenas que seguro pueden hacerse más breves y contundentes. La gracia se va perdiendo cuando uno ya sabe lo que puede pasar con Harpo, el cómico clown de la familia, y las vueltas que puede dar el cuadro "perdido" de la mansión.