Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Reverendo Wilson:
5
Terror Inspirada en una historia real sucedida en el madrileño barrio de Vallecas en los años 90. Tras hacer una ouija con unas amigas, una adolescente es asediada por aterradoras presencias sobrenaturales que amenazan con hacer daño a toda su familia. (FILMAFFINITY)
26 de agosto de 2017
54 de 78 usuarios han encontrado esta crítica útil
La nueva película de Paco Plaza se basa directamente en la historia de Estefanía Gutiérrez Lázaro, conocido por todos aquellos que tengan un mínimo interés en la historia de lo paranormal en España. Terreno pantanoso este, si tenemos en cuenta que algunas de las situaciones aparentemente vividas en el núcleo de la joven ya son de por sí tópicos anexos al cine que toca en mayor o menor medida el tema sobrenatural. Tomándose diversas licencias (el nombre de la joven que aquí da nombre a la cinta, los propios miembros de la familia, personajes secundarios inventados para la ocasión, el motivo de la sesión de ouija...) Paco Plaza adapta el Caso Vallecas ya con una propuesta inicialmente fascinante: el traslado al Madrid de primeros de los 90, el de la barriada madrileña de primeros de esa década en un contexto cuya adaptación merece un punto de apertura muy interesante. En su siempre presente valor por lo autóctono por parte del director (y ya visto en algunas de sus otras películas), el dramatizar el caso en su propia localización no viene asimilado como una adaptación, sino casi como una traslación necesaria en su contexto. Las localizaciones, principalmente exteriores, donde nos situamos en la Vallecas de los 90, hacen conducir a esta Verónica y su drama familiar por la cotidianidad, casi por lo urbano, lo cual no solo supone un punto positivo a la hora de tratar el caso (ya que bajo este estigma es como ha quedado en el imaginario popular), sino que casa también con algo que parece perseguir Plaza en su asimilación del terror: el hacer confluir un estilo por un sello oriundo que siempre funciona. Colegios religiosos o la dura vida de los currantes de barrio, todo ello envuelto con una premisa que circula sobre toda la trama: el retrato de la pubertad, la incipiente juventud y esa curiosidad por lo extraño y lo misterioso. Un mix que ante un entorno tan familiar y cercano tenía todo para confluir en una historia de terror con iconografía propia para desarrollar un contexto singular. Lamentablemente, y ya esto casi avisa de lo irregular de su propio estilo, el opening retratando la llegada de la policía al domicilio familiar funciona solo a medias; este sello autóctono desarrollado minutos después aquí converge con algún que otro cliché mal aprovechado y un look que avisa de algunas de las (fallidas) concepciones artísticas que estarán por llegar.

El desarrollo de Verónica sigue a pies juntillas los tópicos de este tipo de propuestas, con buenas ideas de Paco Plaza en su peculiar y altamente referencial concepción del terror. Algunas secuencias se antojan muy bien planteadas, como la propia sesión de espiritismo (el momento en el que se fusionan dos construcciones de escena, eclipse mediante, es para el que esto escribe su momento favorito del film), los primeros contoneos de la protagonista con algo que la persigue (hay una escena de comida familiar también especialmente destacable y acertada) y con los titubeos de no caer, en inicio, en la rendición a algunos de los tópicos del propio género casi inevitables ante el material de partida; el núcleo familiar aquí con presencias de infantes, el mal usurpando el propio hogar, los guiños musicales a la propia época (y un tema principal de Héroes del Silencio que Verónica se apropia para dos de sus momentos trascendentales) y una premisa sobre la que Plaza circula constantemente y que anexa claramente con el calado que a día de hoy tiene el Caso Vallecas y que en estas líneas ya se han mencionado: la irrupción de un elemento de misterio, focalizado bajo las auto-exigencias en el terror, que rompe la cotidianidad de gente de la calle, no personajes prefabricados con el objetivo de caer rendidos al horror. A destacar otro apunte manido, casualmente muy rescatado en la actualidad y que parece una grotesca pero encomiable mezcolanza de cierto subgénero de la explotación con el terror: la figura de la monja ambigua y de sobrenatural apariencia, aquí en una ciega devota que se utiliza como mesiánica eminencia en su advertencia del terror, aprovechada con solvencia sólo en algunos momentos. Su escena de desarrollo, eso sí, a pesar de los tópicos, es otra de esas subidas de perturbación en Verónica tremendamente dignas.

Verónica, sin embargo, falla en aquellos momentos donde se pretende dar un look mucho más convencional, algo palpable en las resoluciones de algunas secuencias que jugaban maravillosamente con la sugerencia y se finalizan bajo unas estamentos estéticos mucho más deudores del horror más habitual, de ese terror más digno del artificio y que la agregan al momento con las texturas menos excitantes del género moderno. Más grave aún se siente esto cuando se perciben al mismo tiempo los guiños y referencias a alguna que otra cinematografía del horror de décadas pasadas, resolviendo la puesta en escena con unos anticlimáticos clichés visuales.  Aunque la comparación sea odiosa y hasta quizá injusta, el terror autóctono que Plaza matizó en el primer tramo de la película se ve irrumpido en una especie de emulación barata y poco atractiva de los convencionalismos del cine de James Wan (mucho mejor asimilados por el director malayo), presente de manera paulatina en cuanto la intensidad de la irrupción del mal en Verónica sea más patente. Todo ello restará valor y encanto a algunos de los puntos de partida de Plaza en su abordaje al Caso Vallecas, tales como el nexo familiar (y donde la presencia de infantes se acerca a la trama con finura y sin estridencias), la irrupción del horror ante lo ordinario y un estilo narrativo que busca la complacencia y empatía del espectador. Verónica se gana al amante del terror en cuanto más evidente es su sello castizo, y lo aleja de su trama en el momento que más evidentes son tanto sus influencias como la innecesaria conexión con la dramatización del terror más contemporánea.

(Continúa en Zona Spoiler, pero sin Spoilers)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Reverendo Wilson
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow