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Voto de sebcorti:
7
2019
Documental, Intervenciones de: Billy McFarland, Ja Rule
6,5
3.586
Documental
Fyre fue promocionado como un lujoso festival de música en una isla privada de las Bahamas con actuaciones musicales de primer nivel, supermodelos en bikini y servicios pijos. Los organizadores ofrecían un evento exclusivo y en poco tiempo vendieron todas las carísimas entradas. Pero los invitados llegaron a la isla para descubrir que la realidad estaba muy lejos de esas promesas. (FILMAFFINITY)
23 de enero de 2019
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Billy McFarland es un “emprendedor” estadounidense que sólo tenía una cosa clara: cómo despertar la atención de los millenials. Y Fyre Festival fue su obra cumbre. Con sólo videos promocionales (muy caros, por cierto) y posts pagados a influencers, se capturó el interés de muchas personas que abrieron sus billeteras y develaron los números de su tarjeta de crédito.
Pagaron miles de dólares por asistir a un festival que lucía como el más cool de planeta: las Bahamas, top models, residencias de lujo, comida gourmet, alcohol y desenfreno. Pero pagaron un precio aún más alto: el de querer ser. Querer ser uno de los pocos asistentes y postear en las redes que ellos eran los elegidos. No hay otra razón más que esa.
El lineup del festival no era de primera categoría, los organizadores no eran confiables y los precios eran exorbitantes. Un coctel que terminó mal. El documental de Netflix resume correctamente esta historia de nuestros tiempos. Muestra el hype creado y el desenlace final. Y muestra todas las caras de la moneda. Incluso la de los trabajadores en Bahamas que se quedaron sin cobrar un peso luego de cientos de horas invertidas.
Una fábula del siglo XXI (con un twist al final) que retrata de manera descarnada la necesidad cada vez más palpable que tiene la gente de ser parte de experiencias únicas. Pero no tanto por vivir la experiencia en sí, sino por mostrar en las redes sociales que ellos la han vivido.
Pagaron miles de dólares por asistir a un festival que lucía como el más cool de planeta: las Bahamas, top models, residencias de lujo, comida gourmet, alcohol y desenfreno. Pero pagaron un precio aún más alto: el de querer ser. Querer ser uno de los pocos asistentes y postear en las redes que ellos eran los elegidos. No hay otra razón más que esa.
El lineup del festival no era de primera categoría, los organizadores no eran confiables y los precios eran exorbitantes. Un coctel que terminó mal. El documental de Netflix resume correctamente esta historia de nuestros tiempos. Muestra el hype creado y el desenlace final. Y muestra todas las caras de la moneda. Incluso la de los trabajadores en Bahamas que se quedaron sin cobrar un peso luego de cientos de horas invertidas.
Una fábula del siglo XXI (con un twist al final) que retrata de manera descarnada la necesidad cada vez más palpable que tiene la gente de ser parte de experiencias únicas. Pero no tanto por vivir la experiencia en sí, sino por mostrar en las redes sociales que ellos la han vivido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Cuando se desbarranca por completo el festival, uno puede pensar: el amigo McFarland puede haber tenido un error de principiante. Se dejó llevar por el personaje de emprendedor joven exitoso que todo lo pude. Pero cuando lo ves tratando de montar una nueva estafa y permitiendo que las cámaras lo graben constantemente, te das cuenta que es un delincuente egomaníaco consumado. Saber que le tocó un tiempo en la cárcel te da la garantía que el sistema de justicia en USA funciona (cuando hay gente con dinero que puede echarlo a andar, por supuesto).