Desayuno con diamantes nos cuenta una historia delirantemente raquítica: la vida frívola de una joven ( Audrey Hepburn ): sus amores, sus rocambolescas costumbres...

Desayuno con diamantes narra de manera pobre, torpe y estúpida una historia de Truman Capote. Cualquier intento de encontrar el más mínimo resquicio de inteligencia en este filme es inútil. No existe el más mínimo intento de profundización psicológica en los personajes, de reflexión sobre la sociedad opulenta o de plasmar emotividad romántica.

Teniendo en cuenta este deplorable planteamiento inicial es necesario afirmar que ni los desconcertados actores, ni la música ( plana y pobre como la película ), ni la salvable fotografía contribuyen a salvar la palícula.

Insufrible de principio a fin ( por cursi, superficial, hueca, estúpida, aburrida, plana ), no esperen encontrar buen cine con su visionado.