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Voto de Manospondylus:
6
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6,8
18.060
Serie de TV. Animación. Acción. Fantástico
Serie de TV (2002-2007). 220 episodios. La historia transcurre en un mundo dominado por aldeas ninja. En las cuales el papel del ninja se traduce como el poder de cada país. Cada uno de estos cuenta con su aldea oculta que es donde estudian, entrenan, graduan y forman cada ninja. Los ninjas utilizan todo tipo de artes marciales desde la lucha cuerpo a cuerpo a ilusiones o técnicas secretas como por ejemplo la manipulación de elementos. ... [+]
25 de marzo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Naruto es una de las series anime más populares tanto dentro como fuera de Japón (a pesar de la censura y los desastrosos doblajes -en plural- que nos comimos en occidente). Junto a otros éxitos contemporáneos a esta, también de la revista Shōnen Jump, el manga creado por Masahi Kishimoto llegó en el momento justo y su creciente fama le aseguró una adaptación al anime, que llegaría en 2002 de la mano del estudio Pierrot y del director Hayao Datte.
Sin embargo, como tantas otras veces, el éxito de Naruto ha jugado en su contra. Por un lado está la trama principal del manga, estirada en exceso debido a la presión de la revista y los editores (problema que afecta especialmente a la continuación, Naruto Shippūden). Y por otro lado está el endiablado ritmo de producción para sacar un episodio a la semana, lo que se traduce en irregularidades en la animación y en el ritmo y, sobre todo, en la aparición de episodios y sagas de relleno, es decir, exclusivos del anime creados con el propósito de dejar avanzar al manga sin dejar de sacar episodios; y este es el principal problema de Naruto.
La idea original de Kishimoto era la de crear un manga shōnen sobre ninjas/shinobi con poderes sobrenaturales, una temática que sorprendentemente no está muy explotada en el anime (Kishimoto descartó por ese motivo a los samuráis y a los magos). Sin embargo, Naruto sólo toma algunos conceptos básicos y creencias populares sobre los shinobi (y del budismo, sintoísmo y mitologías varias) y construye una mitología propia, acompañada de una estética fácilmente identificable que mezcla aspectos, costumbres y tecnología de distintas épocas (desde el Japón feudal a la revolución industrial y la época contemporánea). Además, ya desde esta primera parte se empieza a entrever el principal elemento que Kishimoto ha introducido en Naruto a fin de diferenciarla de series similares: la crítica a la violencia como forma de solucionar todos los problemas (lo que Kishimoto denomina "el tabú del shōnen") en la forma de un mensaje pacifista (a veces sutil, a veces contradictorio).
La premisa de Naruto es sencilla pero efectiva: en un mundo dividido en varias naciones ocasionalmente en guerra, cada país dispone de una "villa oculta" de ninjas destinada a la protección del mismo. Doce años atrás, una de esas villas, Konoha, sufre el ataque de una bestia con forma de zorro de nueve colas (Kyūbi no Yōko) y el líder de la villa, el Hokage, consigue sellarlo a costa de su propia vida en un bebé, Naruto, que crecerá rodeado de la hostilidad de las gentes de la villa que temen al monstruo de su interior. El argumento sigue la vida de Naruto, de cómo pasa de crío insoportable y tremendamente necesitado de atención a ser un joven ninja que descubre un mundo más cruel de lo que imaginaba, y su viaje personal en busca del reconocimiento de los demás habitantes de la villa, primero, y de otras metas más elevadas y desinteresadas después. También destacan ciertas subtramas que llegan a eclipsar a la principal, como la de Sasuke Uchiha, rival de Naruto y huérfano como él que pretende vengar a su clan, sin olvidar el abultado elenco de secundarios, algunos de los cuales son muy interesantes.
Tras un prometedor prólogo en el que se nos presenta al temible Kyūbi, el anime arranca con una tanda de episodios completamente intrascendentes (adaptación directa del manga, en esta parte, Kishimoto estaba definiendo el mundo shinobi y aún no tenía claro por dónde iba a ir la historia). Se dedica demasiado tiempo a entrenamientos poco importantes y a desarrollar personajes que tendrán poca relevancia en la serie, como Konohamaru y Ebisu. No es hasta la saga del País de las Olas (apropiadamente apodado "el tutorial de Naruto") cuando Kishimoto encuentra por fin el tono y estilo que quiere darle a su historia. Este arco alcanza su clímax en uno de los episodios más dramáticos de toda la serie (y quien no quiera ver el subtexto gay que rodea a todo lo que concierne a Zabuza y Haku, que no mire).
Después de ese arco, los exámenes de ascenso a chūnin me hicieron temer que Naruto fuera una serie con torneos de combates recurrentes y repetitivos. Afortunadamente, Kishimoto utiliza ese recurso sólo en esta ocasión y con el fin de introducir a los demás personajes con sus trasfondos y sus peculiares habilidades (técnicas que van más allá de las típicas ondas de energía y de los poderes basados en elementos clásicos y similares, que también hay de esto, pero alternado con manipulación de sombras, control mental, ilusiones, marionetas, invocaciones... hasta combate bajo los efectos del alcohol). Y al terminar los enfrentamientos regulados de uno contra uno, comienzan las auténticas batallas y aventuras en las que intervienen todos los personajes que previamente nos han presentado.
La revelación del principal villano de esta primera parte de Naruto, el siniestro Orochimaru (atención al impresionante trabajo vocal de la seiyū Kujira) desata una guerra ente Konoha y la aldea oculta de un país vecino y encauza al fin la trama haciéndola avanzar en una dirección concreta. Sin olvidar que, aunque los combates del examen ayudan a definir a los personajes, en una historia como esta, las guerras y batallas "reales" dan mucho mejor resultado dramático.
Si bien el ritmo es bastante lento (no tanto como en Dragon Ball Z) y desde ese momento abundan las situaciones estiradas con personajes desplazándose de un lugar a otro (muchas veces saltando de árbol en árbol, unas escenas que terminan hartando), la irrupción de la misteriosa organización Akatsuki (conflicto que será clave en Shippūden) y la aparición de nuevos personajes, como Tsunade, impiden que la historia decaiga. Con una dosificación perfecta de la información, un lore bien construido y unos protagonistas que presentan un correcto desarrollo, Naruto avanza satisfactoriamente hasta su conclusión en uno de los combates más emocionantes de todo el shōnen.
(Continúa sin spoilers)
Sin embargo, como tantas otras veces, el éxito de Naruto ha jugado en su contra. Por un lado está la trama principal del manga, estirada en exceso debido a la presión de la revista y los editores (problema que afecta especialmente a la continuación, Naruto Shippūden). Y por otro lado está el endiablado ritmo de producción para sacar un episodio a la semana, lo que se traduce en irregularidades en la animación y en el ritmo y, sobre todo, en la aparición de episodios y sagas de relleno, es decir, exclusivos del anime creados con el propósito de dejar avanzar al manga sin dejar de sacar episodios; y este es el principal problema de Naruto.
La idea original de Kishimoto era la de crear un manga shōnen sobre ninjas/shinobi con poderes sobrenaturales, una temática que sorprendentemente no está muy explotada en el anime (Kishimoto descartó por ese motivo a los samuráis y a los magos). Sin embargo, Naruto sólo toma algunos conceptos básicos y creencias populares sobre los shinobi (y del budismo, sintoísmo y mitologías varias) y construye una mitología propia, acompañada de una estética fácilmente identificable que mezcla aspectos, costumbres y tecnología de distintas épocas (desde el Japón feudal a la revolución industrial y la época contemporánea). Además, ya desde esta primera parte se empieza a entrever el principal elemento que Kishimoto ha introducido en Naruto a fin de diferenciarla de series similares: la crítica a la violencia como forma de solucionar todos los problemas (lo que Kishimoto denomina "el tabú del shōnen") en la forma de un mensaje pacifista (a veces sutil, a veces contradictorio).
La premisa de Naruto es sencilla pero efectiva: en un mundo dividido en varias naciones ocasionalmente en guerra, cada país dispone de una "villa oculta" de ninjas destinada a la protección del mismo. Doce años atrás, una de esas villas, Konoha, sufre el ataque de una bestia con forma de zorro de nueve colas (Kyūbi no Yōko) y el líder de la villa, el Hokage, consigue sellarlo a costa de su propia vida en un bebé, Naruto, que crecerá rodeado de la hostilidad de las gentes de la villa que temen al monstruo de su interior. El argumento sigue la vida de Naruto, de cómo pasa de crío insoportable y tremendamente necesitado de atención a ser un joven ninja que descubre un mundo más cruel de lo que imaginaba, y su viaje personal en busca del reconocimiento de los demás habitantes de la villa, primero, y de otras metas más elevadas y desinteresadas después. También destacan ciertas subtramas que llegan a eclipsar a la principal, como la de Sasuke Uchiha, rival de Naruto y huérfano como él que pretende vengar a su clan, sin olvidar el abultado elenco de secundarios, algunos de los cuales son muy interesantes.
Tras un prometedor prólogo en el que se nos presenta al temible Kyūbi, el anime arranca con una tanda de episodios completamente intrascendentes (adaptación directa del manga, en esta parte, Kishimoto estaba definiendo el mundo shinobi y aún no tenía claro por dónde iba a ir la historia). Se dedica demasiado tiempo a entrenamientos poco importantes y a desarrollar personajes que tendrán poca relevancia en la serie, como Konohamaru y Ebisu. No es hasta la saga del País de las Olas (apropiadamente apodado "el tutorial de Naruto") cuando Kishimoto encuentra por fin el tono y estilo que quiere darle a su historia. Este arco alcanza su clímax en uno de los episodios más dramáticos de toda la serie (y quien no quiera ver el subtexto gay que rodea a todo lo que concierne a Zabuza y Haku, que no mire).
Después de ese arco, los exámenes de ascenso a chūnin me hicieron temer que Naruto fuera una serie con torneos de combates recurrentes y repetitivos. Afortunadamente, Kishimoto utiliza ese recurso sólo en esta ocasión y con el fin de introducir a los demás personajes con sus trasfondos y sus peculiares habilidades (técnicas que van más allá de las típicas ondas de energía y de los poderes basados en elementos clásicos y similares, que también hay de esto, pero alternado con manipulación de sombras, control mental, ilusiones, marionetas, invocaciones... hasta combate bajo los efectos del alcohol). Y al terminar los enfrentamientos regulados de uno contra uno, comienzan las auténticas batallas y aventuras en las que intervienen todos los personajes que previamente nos han presentado.
La revelación del principal villano de esta primera parte de Naruto, el siniestro Orochimaru (atención al impresionante trabajo vocal de la seiyū Kujira) desata una guerra ente Konoha y la aldea oculta de un país vecino y encauza al fin la trama haciéndola avanzar en una dirección concreta. Sin olvidar que, aunque los combates del examen ayudan a definir a los personajes, en una historia como esta, las guerras y batallas "reales" dan mucho mejor resultado dramático.
Si bien el ritmo es bastante lento (no tanto como en Dragon Ball Z) y desde ese momento abundan las situaciones estiradas con personajes desplazándose de un lugar a otro (muchas veces saltando de árbol en árbol, unas escenas que terminan hartando), la irrupción de la misteriosa organización Akatsuki (conflicto que será clave en Shippūden) y la aparición de nuevos personajes, como Tsunade, impiden que la historia decaiga. Con una dosificación perfecta de la información, un lore bien construido y unos protagonistas que presentan un correcto desarrollo, Naruto avanza satisfactoriamente hasta su conclusión en uno de los combates más emocionantes de todo el shōnen.
(Continúa sin spoilers)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Sin embargo, después del desenlace de ese arco (episodio 135), Naruto se hunde completamente en la tanda de episodios de relleno más larga y vomitiva que pueda encontrarse en el anime. Nada menos que 85 insufribles capítulos seguidos (año y medio de emisión) hechos para dejar avanzar el manga, cuya producción es más lenta, y que alternan varias sagas ridículas con episodios autoconclusivos aún más ridículos.
Aunque el relleno en el anime siempre es frustrante, pocas veces es tan malo como en Naruto (especialmente respecto al canon). Tramas estúpidas y repetitivas que tocan fondo varias veces con comedia mala, como cuando Naruto se pone a mear desde un tejado mientras otro personaje saca la mano por la ventana para ver si llueve. Incluso los arcos argumentales que podrían haber estado bien, como el de Raiga y Ranmaru (aunque sean una copia de Zabuza y Haku), son arruinados con estupideces como el "curry de la vida".
Pero el relleno no sólo es inferior en cuanto a trama. Kishimoto utiliza varias técnicas cinematográficas adaptadas con sorprendente destreza al manga que, de vuelta al medio audiovisual en el anime, ayudan a crear unas secuencias muy llamativas (por ejemplo, cierto montaje en paralelo que parece sacado de El Silencio de los Corderos). Nada parecido puede encontrarse durante los episodios de relleno.
Quizá la última de estas sagas exclusivas del anime sea la que resulta más llevadera, aunque sólo sea porque marca el final del relleno pre-Shippūden y cuenta con un combate múltiple contra un malo olvidable en el que, al menos, pueden lucirse varios de los personajes secundarios. Aún así, recomiendo ahorrarse este trance, saltando del final del episodio 135 a los últimos diez minutos del 220, donde se cierra esta primera etapa de la misma forma que en el manga.
Uno de los principales puntos fuertes de esta serie es su inconfundible banda sonora, obra de Toshiro Matsuda, y especialmente el "Naruto Main Theme", pegadizo y apropiado, se distancia tanto de la música genérica de acción como de la que no encaja por ningún lado de series similares, y que no es sino Naruto hecho música: fuerte percusión (taiko), shamisen, flautas shakuhachi, guitarras eléctricas y una melodía que evoca tanto al Japón feudal como el OST de InuYasha, entremezclada con motivos y ritmos modernos. Además, como leitmotiv es muy maleable y se adapta perfectamente a los momentos más emotivos y aún dramáticos. A destacar también el trágico "Grief and Sorrow", "Strong and Strike" y el tema de Orochimaru (basado en "Tocata y fuga" de Bach). El resto de la banda sonora es mucho más discreta y temas como el de Sasuke o el de Saukura pasan bastante desapercibidos. Así y todo, el balance general de la música es muy positivo.
Sintetizando, Naruto es uno de los máximos exponentes del shōnen moderno, con todo lo bueno y todo lo malo que ello conlleva. Sus principales problemas se habrían evitado si se hubiera optado por hacer temporadas cortas y espaciadas (tipo Shingeki no Kyojin) en lugar de sacar ininterrumpidamente un episodio a la semana, pero, claro, Pierrot y Shūeisha no iban a dejar de exprimir al ninja de los huevos de oro (esto sonaba mejor en mi cabeza, pero creo que se entiende).
Aspectos positivos: La emoción y originalidad de los combates, con estrategias que están muy por encima de lo que puede encontrarse en otros anime y unas técnicas variadas e imaginativas. Lo efectivos que son siempre los momentos dramáticos. La gran variedad de personajes, muchos muy carismáticos, aunque no todos presentan el mismo grado de desarrollo. La evolución de la trama. Y la banda sonora, sobre todo la música incidental, pero también casi todos los openings y varios endings.
Aspectos negativos: Inicio dubitativo y anodino. El guion castiga innecesariamente a algunos personajes (Sakura). Ritmo lento. Las irregularidades en la animación. Y abuso de los episodios de relleno (en general, muy malos).
Puntuación: 6
Puntuación sin relleno: 7
Aunque el relleno en el anime siempre es frustrante, pocas veces es tan malo como en Naruto (especialmente respecto al canon). Tramas estúpidas y repetitivas que tocan fondo varias veces con comedia mala, como cuando Naruto se pone a mear desde un tejado mientras otro personaje saca la mano por la ventana para ver si llueve. Incluso los arcos argumentales que podrían haber estado bien, como el de Raiga y Ranmaru (aunque sean una copia de Zabuza y Haku), son arruinados con estupideces como el "curry de la vida".
Pero el relleno no sólo es inferior en cuanto a trama. Kishimoto utiliza varias técnicas cinematográficas adaptadas con sorprendente destreza al manga que, de vuelta al medio audiovisual en el anime, ayudan a crear unas secuencias muy llamativas (por ejemplo, cierto montaje en paralelo que parece sacado de El Silencio de los Corderos). Nada parecido puede encontrarse durante los episodios de relleno.
Quizá la última de estas sagas exclusivas del anime sea la que resulta más llevadera, aunque sólo sea porque marca el final del relleno pre-Shippūden y cuenta con un combate múltiple contra un malo olvidable en el que, al menos, pueden lucirse varios de los personajes secundarios. Aún así, recomiendo ahorrarse este trance, saltando del final del episodio 135 a los últimos diez minutos del 220, donde se cierra esta primera etapa de la misma forma que en el manga.
Uno de los principales puntos fuertes de esta serie es su inconfundible banda sonora, obra de Toshiro Matsuda, y especialmente el "Naruto Main Theme", pegadizo y apropiado, se distancia tanto de la música genérica de acción como de la que no encaja por ningún lado de series similares, y que no es sino Naruto hecho música: fuerte percusión (taiko), shamisen, flautas shakuhachi, guitarras eléctricas y una melodía que evoca tanto al Japón feudal como el OST de InuYasha, entremezclada con motivos y ritmos modernos. Además, como leitmotiv es muy maleable y se adapta perfectamente a los momentos más emotivos y aún dramáticos. A destacar también el trágico "Grief and Sorrow", "Strong and Strike" y el tema de Orochimaru (basado en "Tocata y fuga" de Bach). El resto de la banda sonora es mucho más discreta y temas como el de Sasuke o el de Saukura pasan bastante desapercibidos. Así y todo, el balance general de la música es muy positivo.
Sintetizando, Naruto es uno de los máximos exponentes del shōnen moderno, con todo lo bueno y todo lo malo que ello conlleva. Sus principales problemas se habrían evitado si se hubiera optado por hacer temporadas cortas y espaciadas (tipo Shingeki no Kyojin) en lugar de sacar ininterrumpidamente un episodio a la semana, pero, claro, Pierrot y Shūeisha no iban a dejar de exprimir al ninja de los huevos de oro (esto sonaba mejor en mi cabeza, pero creo que se entiende).
Aspectos positivos: La emoción y originalidad de los combates, con estrategias que están muy por encima de lo que puede encontrarse en otros anime y unas técnicas variadas e imaginativas. Lo efectivos que son siempre los momentos dramáticos. La gran variedad de personajes, muchos muy carismáticos, aunque no todos presentan el mismo grado de desarrollo. La evolución de la trama. Y la banda sonora, sobre todo la música incidental, pero también casi todos los openings y varios endings.
Aspectos negativos: Inicio dubitativo y anodino. El guion castiga innecesariamente a algunos personajes (Sakura). Ritmo lento. Las irregularidades en la animación. Y abuso de los episodios de relleno (en general, muy malos).
Puntuación: 6
Puntuación sin relleno: 7