“Joker” Es una buena demostración de cómo pueden coexistir una soberbia actuación con un guión tan paupérrimo como servicial.

Es cierto que el género de superhéroes no se presta en exceso a las derivas mentales e íntimas de un personaje que además goza de pleno foco. Así ha sido y me parece un avance a tener en cuenta. Pero ni mucho menos esta voluntad de “ romper ” con la fábrica de títulos fan service la convierte automáticamente en un un ensayo psicológico libre de cargas y compromisos a mil aristas.

Ver a Joaquin Fénix infectado por una pandemia de clichés cuyo objetivo es argumentar su destino vital es como poco una respuesta evidente, rápida y fácil para un personaje tan retorcido como es el Joker. Con lo cual, lo único que nos queda es la pelea actoral de Fénix con este texto, y su profesionalidad que por momentos nos levanta con destellos interpretativos de la butaca para recordarnos que “ podía haber sido impresionante “.

Respecto a la insania y manejo de la locura ya de por sí precisa de la libertad suficiente como para que todos salgamos del cine irritados, desconcertados y llenos de preguntas que sólo encuentran puerto dos días después, cuando aquello que te supera se posa. En su lugar el abuso de argumentos es tal que la sin razón ocupa muy poco en estos 120 minutos. La sin razón voluntaria, el motor de un psicópata legendario como es el Joker.

Por ello, el guión y la dirección se merecen un suspenso por la falta de miras para con un personaje tan libre,enigmático, inspirador y creativo como lo es Joker, más aún con Fénix al volante. Un desperdicio

Mis 6 puntos para Joaquin