Tim Burton nos sorprende con una de sus mejores creaciones desde La novia cadáver. Es una película divertida, emotiva y dinámica, sin olvidar el toque oscuro que siempre nos regala el tito Tim. Personajes muy divertidos y característicos, siniestros y a la vez entrañables, destacan más los secundarios que el propio Víctor. Geniales las imágenes en blanco y negro que refuerzan el tenebroso escenario en el que se nos introduce, acompañan a un argumento terroríficamente entretenido, que además de recordarnos a otros clásicos del terror, aporta una vista completamente nueva y distinta a la obra literaria de Mary Shelley, conservando puntos indiscutibles de la esencia de esta. La película no tiene desperdicio, y sin duda la recomiendo a todo aquel que quiera pasar un buen rato.