Feliz comienzo de Dolores Fonzi en su multifacético rol de directora, guionista y actriz.
Blondi nos presenta la historia de un estrechísimo vinculo entre una joven madre y su hijo. Entre ellos pareciera no haber secretos, comparten sus vidas, son desprejuiciados y hacen de su relación una amistad. Pero, hay algo que inquieta...
La película goza de brillantes decisiones en la conjunción de elementos que se manifiestan particularmente en su criterio artístico.
Las interpretaciones son de gran solidez, exponen naturalidad que conduce el desarrollo por plácidos cauces de este río llevado a la pantalla. Sin estridencias permiten que la obra se convierta en algo sencillo, intimista y original.
El equilibrio entre humor y drama es trabajado con sensibilidad desembocando en escenas honestas, dulces; y otras, hilarantes, excéntricas. Pero todo esto con justeza y precisión.
Hay delicadeza a la hora de exponer complejidad en el seno familiar. Hay cercanía, sí, pero luce una sutil distancia; distancia que nos exhala su aire fresco, que, como esta gran opera prima, nos regala la contemplación de un cálido amanecer.