Hoy en día es muy difícil, casi imposible, ver una película sin ninguna información previa. Con Memento tuve la gran suerte de entrar en el cine sin saber nada de nada. Entré porque salía Carrie Ann Moss y salí habiendo visto una de mis películas favoritas.
Si hubieran unos premios Óscar de la historia del cine, Memento debería estar como mínimo entre las cinco primeras al mejor montaje. Nolan crea una gran atmósfera en el film, al que ayuda mucho la música, del mismo autor que la predecesora Following, película muy emparentada con Memento.
Grande también la actuación del trío protagonista. Desconozco en qué orden rodaron las escenas pero no debió ser fácil situarse en cada momento.
En el cine no es sólo importante la historia que nos cuentan sino como nos la cuentan y Memento es el ejemplo perfecto de lo segundo.