Estamos ante la película más despreciada (con diferencia) de toda la saga. En mi opinión, no merece tanto desprecio, pues presenta un entretenimiento enorme que contiene grandes dosis de acción. Una acción, por cierto, bastante decente, aunque no perfecta. No es perfecta porque alguna que otra escena se alarga innecesariamente. Si la primera entrega no se centraba tanto en la acción, sino en el suspense de un thriller puro y duro, esta secuela hace exactamente lo contrario. La trama sacrifica buena parte del suspense para darle más protagonismo a la acción más propia de las cintas de James Bond. El clímax habla por sí solo al ofrecer una última media hora llena de adrenalina. Eso sí, creo que durante ese periodo de tiempo el metraje abusa del uso de la cámara lenta. Las coreografías son muy mejorables, pero no están mal. En general, se trata de un filme altamente disfrutable y/o divertido que es especialmente recomendable para los fans de la acción de toda la vida. Y sí, es cine palomitero, ¿y?. He visto películas con fantasmadas mucho más descaradas que no han recibido ni la mitad de palos que esta. Los actores no brillan, a excepción de una guapísima Thandiwe Newton que resulta todo un regalo para la vista. Más adrenalina, por favor.