Dios mío, Dios mío, tengo problemas. Problemas mentales. Veréis: soy un auténtico gafapasta, capaz de perorar durante horas sobre David Lynch aun sin haber visto ni una maldita película de David Lynch. Y mis amigotes no se quedan atrás: si queréis que alguien os lobotomice con una conferencia sobre el cine iraní solo tenéis que venir con nosotros de copas...
Por eso nadie debe saber que me gusta "Física o química".
En fin: a lo mejor la palabra adecuada no es "gustar". Más exacto sería: me siento atraído contra mi voluntad por el hediondo, espantoso, espeluznante, blasfemo, primordial y obsceno producto televisivo creado por Cthulhu y que se llama "Física o química".
Todos los instintos de culturetas se rebelan si ves este horror hipnótico.Todo es tan mierdoso: las interpretaciones dignas de un caminante de "The Walking Dead", las tramas sacadas de la máquina de escribir que aporrea un chimpancé adicto a la cocaína, la música capaz de atraer a nuestra dimensión a los cenobitas de "Hellraiser". Pero no falla: como un vulgar yonqui en pos de su chute, todas las semanas ponía Antena 3 y me sometía al ritual enajenante. Nunca tenía bastante: esa profesora que se cepilla a un alumno, esa chica gordita a la que gustan los zombis, ese gay orgulloso, ese gamberrete con chupa de cuero, ese director de escuela de ademanes nazis, esas escenas eróticas que parecen pensadas para los pederastas...
Lloré: cuando por fin terminó el horror, lloré.
Ahora estoy mejor: cuando nadie me ve, me empapo con DVDs de "Rebelde Way"...