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Cuba Cuba · Guanabacoa
Voto de Kingo:
3
Serie de TV. Acción. Drama Serie de TV (2005-2009). 5 temporadas. 90 episodios. Michael Scofield (Wentworth Miller) es un hombre desesperado en un situación desesperada. Su hermano Lincoln Burrows (Dominic Purcell), condenado a la pena capital está a la espera de ser ejecutado. A pesar de todas las evidencias, Michael cree en su inocencia, por lo que decide robar un banco para dejarse atrapar y ser encarcelado en la misma prisión que su hermano. Su objetivo: escapar juntos. (FILMAFFINITY) [+]
12 de febrero de 2007
55 de 112 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues resulta que un tipo con parálisis facial se tatúa en el torso los planos de una cárcel, en la que está su hermano a la espera de ser ajusticiado por un crimen que (como no) no cometió.
El reo de pena de muerte no solo no lleva una ropa de diferente color que el resto de presos, sino que tampoco está permanentemente aislado y se dedica a hacer trabajos manuales y a manejar podadoras, tijeras, y todos los utensilios que en la vida real suelen tener a mano todos los inquilinos del corredor de la muerte.
El hermano inexpresivo tiene un plan majadero-magistral para huír, aunque en cada capítulo le sale algún escollo que parece insalvable: pero el de la cara de esfinge es la leche, y su resistencia corporal es del planeta Kripton, así que cualquier mutilación le hace pasar un sólo mal rato por episodio, y su páncreas atómico le permite recibír insulína intravenosa sin palmarla, y su buena suerte le hace casi indestructible; aunque también hay que tener en cuenta que la prisión es un ejemplo de limpieza y orden, y que los otros presos son estereotipos cómicos de lo que en realidad pulula por una cárcel, que a buen seguro jamás visitaron ninguno de los ebrios guionistas.
En fin: que me he tragado toda la primera temporada, y tres capítulos de la segunda, y aún no soy capaz de ver ninguna de las excelencias de la serie que aquí se pregonan. Un Taj-Mahal de cañitas (por qué no una catedral de Burgos con pelados de pipas?), interpretaciones bajo mínimos, una tatuadora que no ve que está dibujando un plano, el manido argumento de la conspiración inverosímil, una ambientación salida de la factoría Disney (más que una cárcel, parece una universidad británica, pero con unos pasillos tras las celdas que ya quisiera el Bernabéu) y mil y un detalles penosos más, que me ahorraré de comentar porque hacerlo significa tener que recordar una serie patética, sin ningún viso de realidad, de un efectista que asusta, y con un ritmo narrativo aburridisimo (tres semanas antes de la ejecución se alargan lo que parecen seis años bisiestos).
Solo recomendable para amantes de la ciencia-ficción, pacientes en post-operatorio de una lobotomía, omnívoros de los culebrones, y espectadores a los que un mínimo de verosimilitud les parezca algo innecesario y superfluo.
Un saludo al amigo Gilbert, que me recomendó ver este esperpento y criticarlo (tanto tu crítica como la mía se hermanarán en la cola de las peor votadas), y otro al señor Txarly, que ya hace muchísimo nos prodiga con cuentagotas su inestimable prosa.
Kingo
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