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Palestina Palestina · Móstoles
Voto de Ari:
7
Drama Irlanda, 1939. Al reformatorio católico de San Judas llega un nuevo profesor (Aidan Quinn) cuyos métodos chocan frontalmente con los del resto del profesorado, encabezado por el hermano John (Iain Glen), que no duda en tratar violentamente a los alumnos. Es la historia de un hombre que no duda en rebelarse y luchar contra el férreo régimen del reformatorio. Su vida es un dramático viaje, desde las destruidas calles del Madrid de la ... [+]
15 de mayo de 2012
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Supongo que es una bonita declaración de intenciones. En San Judas los niños tragan con todo... ¿qué van a hacer? Son pegados, humillados, adoctrinados, violados... y ellos obedecen y cargan con sus castigos porque son niños, indefensos ante el abuso de los curas. Y vemos la película y nos parece triste y cruel. Es incómoda de ver en muchas escenas, por lo duro del trato hacia los críos. Algunos de nosotros, cuando el pequeño Marcier lee esos versos de rebeldía, algunos nos emocionamos por un momento. Sólo por un momento, pues ya hemos visto muchas películas y hemos leído muchas historias sobre héroes que se rebelan y que no ceden y que saben que es mejor morir de pie que vivir arrodillados o que han aprendido que una cosa es morirse de dolor, y otra es morirse de vergüenza.

Y termina la peli y yo me siento como uno de esos niños de San Judas, junto a todos los de mi clase, que estamos siendo sometidos a todo tipo de humillaciones por un puesto de trabajo, a todo tipo de agresiones hacia nuestros derechos como ciudadanos y como trabajdores, sometidos a todo tipo de abusos de poder de los que mandan sobre los que no tenemos dinero ni poder. Y como los niños, por miedo, o por creernos indefensos, o qué se yo, tragamos, y tragamos... Y a veces, como los niños de la peli, nos atrevemos a dar la espalda a los castigadores, y gritamos que no está bien eso que hacen... supongo que estaría bien que, también como en la peli, tuviéramos un profesor bueno y valiente al que recurrir para que nos salve cuando se comete una injusticia. Mientras, algunos procuramos leer los versos del principio para recordarnos que si no somos héroes, si no somos el profesor Franklin capaces de cambiar las cosas, al menos seremos como el pequeño Delaney, y viviremos con la mayor dignidad posible lo que nos ha tocado vivir.
Ari
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