Raíles y lazos es uno de los mejores melodramas rodados en esta década del siglo XXI. Sorprende que una debutante como Alison Eastwood construya una emotiva, intensa, sentimental y evocadora película sobre la bondad, las segundas oportunidades y el amor desinteresado, el verdadero. La búsqueda de la felicidad, de la esperanza, del amor, embarga a este trío de personajes torturados pero sin maldad interior y si con un gran sufrimiento. Y la hija de Eastwood, de manera comedida, pero magistral, nos muestra la evolución mental y social de los tres.

Sobresalen los actores, un Kevin Bacon que te toca el alma, Marcia Gay Harden a la que crees en su enfermedad y en el niño Miles Heinzer, el let-motiv de la película, que interpreta un papel de gran carga dramática con una impresionante profesionalidad por encima de su edad. Hay una escena, en la que el niño estalla y pretende autolesionarse, mientras Bacon trata de calmarlo, que refleja toda la genialidad de la directora y de los actores...es que es pura realidad, es ver a un vecino a través de la ventana.... que aprenda Von Trier.

A veces las películas pasan desapercibidas, de manera discreta, mientras que otras son idolatradas por la crítica y los gafapastas. Pero esta desconocida película te mantiene sobrecogido rato después de verla acabar, con un nudo en el estómago que te aprieta, y mucho, mientras evitas llorar ante lo que acabas de ver. ¡Que debut, Ms. Eastwood!