Hawks y Wayne fueron uno de los dúos que crearon clásicos imperecederos en un género tan propio de los USA como el western. Cierto es que Leone dió una visión magnífica del western, pues el cine es patrimonio de la humanidad y todos tenemos una concepción del mismo. Luego llegó Eastwood.

Los westerns de Hawks-Wayne tienen magia, de niño disfrutaba con sus películas, porque garantizaban espectáculo, entretenimiento, acción, romance y humor. Los personajes son típicos pero no por ello menos interesantes: Wayne es el maduro íntegro y amigo de sus amigos, justo e incorruptible; Martín es el amigo borracho, en busca de apoyo para su reinserción y Brennan es el simpático e imprescindible vejete que apoya a ambos. Los malos son el Macguffin, la excusa para relatar la relación entre los tres personajes principales y dos otros dos secundarios inevitables: la chica (demasiado joven para Wayne) y el chico reblede pero bueno.

Wayne borda su papel, ya que realmente no interpretaba, vivia su personaje; sorprende Dean Martín, cantante mélódico italoamericano y miembro del "Rat pack", excelente actor de gran versatilidad y rigor; y esta Walter Brennan, que protagoniza los momentos cómicos y cuyo magnetismo como personaje le hace imprescindible en la película, robando las escenas en las que aparece.

Es un western clásico, pero un prototipo de western copiado tanto por los hollywoodienses como por los spaghettis. Una obra maestra. Cine Cine.