Hay que reconocerlo es una buena película pero no quiero volver a verla en mucho tiempo.
Es maniquea, reiterativa y, en muchos momentos, absurdamente dramática pero sigue siendo una gran película y un gran drama.
El problema de sustentar una narración en una concatenación de sucesos dramáticos es que el espectador llega un punto en que puede llegar a un estado de saturación tal que desconecte con los personajes y eso fue lo que me paso a mí. Todo es feo, horrible, injusto... real como la vida misma pero al menos Iñárritu nos avisa desde el primer minuto.
También me ha sucedido algo similar a lo que experimente con "21 gramos" y es que llega un punto en que la narración se agota y solo queda sufrimiento pero la película continua recreándose en el mismo lo que te lleva a salir del cine con la sensación de que han estirado el final de la misma.
Otro problema, como siempre que se cuentan varias historias entrelazadas hay algunas mejor armadas que otras (o que empatizas más con unas), yo por ejemplo fui incapaz de creerme en ningún momento el drama de la chica sordomuda (por favor, parezco una modelo pero no tengo sexo porque soy sordomuda y me siento sola... ese problema de incomunicación en la era de Internet me parece que está hipertrofiado).
Pese a todo ello la película se erige como uno de los mejores dramas de los últimos años, gracias a un pulso vigoroso y un ritmo que hasta su tramo final no decae.
Merece la pena pero no querrás volver a verla durante bastante tiempo.