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Voto de jimrix:
6
17 de noviembre de 2017
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El detective privado Poirot (encarnado por el también director Kenneth Branagh) recibe un telegrama que lo obliga a regresar desde Estambul a Inglaterra lo antes posible, por lo que decide viajar en el Orient Express que parte esa noche. Durante el viaje, el tren queda detenido a causa de una tormenta de nieve cerca de Vinkovci y además uno de los pasajeros ha sido asesinado.
Entonces, Poirot deberá poner nuevamente a prueba su sagacidad para resolver el misterio. El muerto (un atractivo pero desaprovechado Johnny Depp) parece tener muchos enemigos, pero por el momento los sospechosos son el resto de los pasajeros: hay un profesor, el ayudante y el mayordomo del muerto, un conde, una institutriz, una misionera (una muy bien producida pero bastante forzada Penelope Cruz), una viuda (la siempre bella Michelle Pfeiffer), un vendedor, una criada, el médico y una princesa (una correcta pero sin lucimiento Judi Dench).
El relato, basado en la novela de la maestra del policial y exponente indiscutida del suspenso, es siempre entretenido y disfrutable. Si a ello se le suma el presupuesto invertido que permitió contar con un elenco de notables estrellas y el rodaje con majestuosos paisajes, poco podía fallar.
Sin embargo, en esta remake de la versión homónima del 1974, parece que la intención de Branagh fue un lucimiento personal al erigirse como protagonista -que ocupa más de la mitad de la película- encarnando a Poirot, lo cual no sería un pecado terrible si no fuera por el exagerado bigote y la poca chispa que le impuso. Tampoco logran destacarse ninguno de los atractivos actores que lo secundan.
Es cierto que una buena historia, bien contada, siempre permite pasar un momento placentero, pero en este caso no es más que una insípida remake que en su fugacidad sólo tiene como destino el olvido.
Entonces, Poirot deberá poner nuevamente a prueba su sagacidad para resolver el misterio. El muerto (un atractivo pero desaprovechado Johnny Depp) parece tener muchos enemigos, pero por el momento los sospechosos son el resto de los pasajeros: hay un profesor, el ayudante y el mayordomo del muerto, un conde, una institutriz, una misionera (una muy bien producida pero bastante forzada Penelope Cruz), una viuda (la siempre bella Michelle Pfeiffer), un vendedor, una criada, el médico y una princesa (una correcta pero sin lucimiento Judi Dench).
El relato, basado en la novela de la maestra del policial y exponente indiscutida del suspenso, es siempre entretenido y disfrutable. Si a ello se le suma el presupuesto invertido que permitió contar con un elenco de notables estrellas y el rodaje con majestuosos paisajes, poco podía fallar.
Sin embargo, en esta remake de la versión homónima del 1974, parece que la intención de Branagh fue un lucimiento personal al erigirse como protagonista -que ocupa más de la mitad de la película- encarnando a Poirot, lo cual no sería un pecado terrible si no fuera por el exagerado bigote y la poca chispa que le impuso. Tampoco logran destacarse ninguno de los atractivos actores que lo secundan.
Es cierto que una buena historia, bien contada, siempre permite pasar un momento placentero, pero en este caso no es más que una insípida remake que en su fugacidad sólo tiene como destino el olvido.