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Voto de Meroe:
8
7,7
420
Serie de TV. Animación. Aventuras. Drama. Intriga. Ciencia ficción
Serie de TV (2012-2013). 25 episodios. Alrededor de 1000 años en el futuro, la civilización ha tomado un rumbo retrógrado y los humanos viven dispersos en comunidades pequeñas. La gente de esta era posee un poder psíquico llamado "Juryoku" el cual materializa las cosas que provengan de su imaginación. En ausencia de tecnología avanzada la gente usa este poder como una fuente principal de energía. Un día, una chica llamada Saki, junto ... [+]
14 de enero de 2018
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Shin Sekai Yori nos muestra un sereno y bellísimo mundo dentro de mil años en el que Japón ha vuelto a sus costumbres arcanas que nosotros conocemos como sabiduría oriental. En las casas cada preparación del té es un ritual, la gente habla de forma educada y suave, se preocupan por la elegancia y el equilibrio en cada detalle, buscan ser las mejores versiones de sí mismos, respetan la naturaleza y viven de acuerdo con las normas de una sociedad sana y comprometida. Es, en definitiva, el mundo más hermoso que podríamos imaginar. Pero preservar semejante paraíso terrenal requiere ciertas leyes, normas sagradas, que bajo ningún concepto deben romperse.
Ésta historia, éste mundo lo vemos a través de los ojos de una niña muy especial incluso para su propio tiempo: Watanabe Saki. Recién despertado su Cantus y tras someterse a una embriagadora -aunque inquietante- ceremonia de iniciación, la niña es trasladada a su nuevo colegio, Zenjingakuen, donde se reencuentra felizmente con sus viejos amigos de la infancia: Shun, Maria, Satoru, Mamoru y Reiko. Todos celebran la llegada de Saki; Maria la abraza como una hermana, Satoru la chincha y Shun la mira con tierno interés. Saki pronto se adapta a las clases que básicamente consisten en controlar y perfeccionar su Cantus, pero también leer y memorizar fábulas sobre niños brillantes pero individualistas que se volvieron antisociales, quisieron aprender por su cuenta o rompieron una norma tan sencilla como salir de los límites establecidos. Niños cuyo terrible destino fue encontrarse con algún Demonio o convertirse en un Demonio Karma. Saki aprende cada lección con ciertas reservas y es que a diferencia de los demás ella no puede evitar sentirse inquieta a ratos, como si algo en su interior le advirtiera que en ese mundo no todo es tan perfecto como aparenta ser. Hay leyendas urbanas sobre desapariciónes de niños en la propia escuela y avistamientos de gigantescos gatos hambrientos de carne joven; en fin, cuentos de terror que chicos como Satoru adoran relatar y exagerar. Pero en casa Saki se enfrenta a los tensos silencios y las evidentes mentiras de sus padres cada vez que ciertos temas salen a relucir; todo para acabar en una súplica conjunta: “Calla, Saki. No preguntes, no hables sobre ésto. Tú solo esfuerzate en el colegio y todo irá bien”. Y aquella frase que la niña guarda en su memoria una noche que espió a sus padres: el grito desesperado de su madre ¡No quiero perder otro hijo! retumba en su cabeza. Consciente de que no puede contar con la protección familiar, Saki se apoya en la compañía de sus amigos, cuya calidez y naturalidad la ayudan a seguir sintiéndose una niña feliz. Pero no pasará mucho tiempo antes de que eso cambie.
Llega el verano y deciden, quizás más como un modo de sacudirse sus miedos que por la simple aventura, irse juntos de campamento a tratar de capturar una criatura considerada de fantasía pero que alguna vez han creído ver a lo lejos: un falso Minoshiro. Qué bonito e inocente juego de niños. Lo que ninguno de ellos podía imaginar era que durante su aventura infantil realmente acabarían avistando y atrapando uno de esos seres. Pero la mayor sorpresa surge cuando descubren que lo que ellos conocen como falso Minoshiro es en verdad una máquina que almacena información del pasado y el presente. En ese momento los niños, alentados por Saki, ven su oportunidad y empiezan a hacer preguntas que la criatura tiene a bien responder; el falso Minoshiro les cuenta la historia más fantástica y terrible que podrían imaginar: su propia historia.
Mil años atrás despertó en los seres humanos la psicoquinesis, la capacidad mental de mover cosas a placer, modificarlas o destruirlas: lo que la actualidad de Saki denomina Cantus. Al principio solo un insignificante número de personas desarrollaron poderes sobrenaturales pero incluso entonces comenzaron las hostilidades, la sensación de peligro, el miedo; pues aún siendo la psicoquinesis de entonces muy débil e incertera comparada con el Cantus, era lo suficientemente destructiva para matar, para alterar cualquier equilibrio que pudiere existir. Y cuando esos poderes mentales despertaron en el 0,3% de la población mundial, la sociedad humana tal y como había sido hasta entonces colapsó sumando al mundo en una época de contiendas sin precedentes. Lo que no destruyeron las guerras y los asesinatos lo consiguió el miedo: la humanidad quedó obviamente dividida y enfrentada entre aquellos que desarrollaron la telequinesis y aquellos que no. El mundo se sumió en un infierno. El falso Minoshiro explica que quinientos años atrás los llamados “científicos” (humanos sabios poseedores del Cantus que preservaron todo el conocimiento y cultura posibles) instauraron un nuevo orden que se mantuvo hasta la época actual. Evidentemente lo prioritario era asegurar la subsistencia de la especie humana y si se quería crear una sociedad próspera de humanos psíquicos era necesario sofocar todo brote de violencia para evitar más enfrentamientos. Los Científicos optaron por alterar el genoma humano para provocar así una respuesta inmediata de dolor y colapso de ciertas funciones vitales si un humano intentaba atacar a otro humano. Ese cambio genético unido a una educación focalizada en controlar la psicoquinesis y una sociedad sexualmente abierta resultaron ser una solución eficaz y duradera. Lamentablemente, continúa la máquina, eso no fue suficiente; pues incluso antes de la caída de la civilización se habían dado casos de jóvenes que se habían vuelto insensibles a la humanidad o incapaces de controlar sus propios poderes con desastrosas consecuencias. Los Científicos sabían que una sociedad de humanos con psicoquinesis se destruiría si uno solo de ellos perdía el control, de modo que se decidió erradicar toda potencial amenaza utilizando los métodos educativos, los juegos, la hipnosis… para así detectar a los niños susceptibles de convertirse en “Demonios”, y desde luego eliminarlos.
(Sigue en spoiler)
Ésta historia, éste mundo lo vemos a través de los ojos de una niña muy especial incluso para su propio tiempo: Watanabe Saki. Recién despertado su Cantus y tras someterse a una embriagadora -aunque inquietante- ceremonia de iniciación, la niña es trasladada a su nuevo colegio, Zenjingakuen, donde se reencuentra felizmente con sus viejos amigos de la infancia: Shun, Maria, Satoru, Mamoru y Reiko. Todos celebran la llegada de Saki; Maria la abraza como una hermana, Satoru la chincha y Shun la mira con tierno interés. Saki pronto se adapta a las clases que básicamente consisten en controlar y perfeccionar su Cantus, pero también leer y memorizar fábulas sobre niños brillantes pero individualistas que se volvieron antisociales, quisieron aprender por su cuenta o rompieron una norma tan sencilla como salir de los límites establecidos. Niños cuyo terrible destino fue encontrarse con algún Demonio o convertirse en un Demonio Karma. Saki aprende cada lección con ciertas reservas y es que a diferencia de los demás ella no puede evitar sentirse inquieta a ratos, como si algo en su interior le advirtiera que en ese mundo no todo es tan perfecto como aparenta ser. Hay leyendas urbanas sobre desapariciónes de niños en la propia escuela y avistamientos de gigantescos gatos hambrientos de carne joven; en fin, cuentos de terror que chicos como Satoru adoran relatar y exagerar. Pero en casa Saki se enfrenta a los tensos silencios y las evidentes mentiras de sus padres cada vez que ciertos temas salen a relucir; todo para acabar en una súplica conjunta: “Calla, Saki. No preguntes, no hables sobre ésto. Tú solo esfuerzate en el colegio y todo irá bien”. Y aquella frase que la niña guarda en su memoria una noche que espió a sus padres: el grito desesperado de su madre ¡No quiero perder otro hijo! retumba en su cabeza. Consciente de que no puede contar con la protección familiar, Saki se apoya en la compañía de sus amigos, cuya calidez y naturalidad la ayudan a seguir sintiéndose una niña feliz. Pero no pasará mucho tiempo antes de que eso cambie.
Llega el verano y deciden, quizás más como un modo de sacudirse sus miedos que por la simple aventura, irse juntos de campamento a tratar de capturar una criatura considerada de fantasía pero que alguna vez han creído ver a lo lejos: un falso Minoshiro. Qué bonito e inocente juego de niños. Lo que ninguno de ellos podía imaginar era que durante su aventura infantil realmente acabarían avistando y atrapando uno de esos seres. Pero la mayor sorpresa surge cuando descubren que lo que ellos conocen como falso Minoshiro es en verdad una máquina que almacena información del pasado y el presente. En ese momento los niños, alentados por Saki, ven su oportunidad y empiezan a hacer preguntas que la criatura tiene a bien responder; el falso Minoshiro les cuenta la historia más fantástica y terrible que podrían imaginar: su propia historia.
Mil años atrás despertó en los seres humanos la psicoquinesis, la capacidad mental de mover cosas a placer, modificarlas o destruirlas: lo que la actualidad de Saki denomina Cantus. Al principio solo un insignificante número de personas desarrollaron poderes sobrenaturales pero incluso entonces comenzaron las hostilidades, la sensación de peligro, el miedo; pues aún siendo la psicoquinesis de entonces muy débil e incertera comparada con el Cantus, era lo suficientemente destructiva para matar, para alterar cualquier equilibrio que pudiere existir. Y cuando esos poderes mentales despertaron en el 0,3% de la población mundial, la sociedad humana tal y como había sido hasta entonces colapsó sumando al mundo en una época de contiendas sin precedentes. Lo que no destruyeron las guerras y los asesinatos lo consiguió el miedo: la humanidad quedó obviamente dividida y enfrentada entre aquellos que desarrollaron la telequinesis y aquellos que no. El mundo se sumió en un infierno. El falso Minoshiro explica que quinientos años atrás los llamados “científicos” (humanos sabios poseedores del Cantus que preservaron todo el conocimiento y cultura posibles) instauraron un nuevo orden que se mantuvo hasta la época actual. Evidentemente lo prioritario era asegurar la subsistencia de la especie humana y si se quería crear una sociedad próspera de humanos psíquicos era necesario sofocar todo brote de violencia para evitar más enfrentamientos. Los Científicos optaron por alterar el genoma humano para provocar así una respuesta inmediata de dolor y colapso de ciertas funciones vitales si un humano intentaba atacar a otro humano. Ese cambio genético unido a una educación focalizada en controlar la psicoquinesis y una sociedad sexualmente abierta resultaron ser una solución eficaz y duradera. Lamentablemente, continúa la máquina, eso no fue suficiente; pues incluso antes de la caída de la civilización se habían dado casos de jóvenes que se habían vuelto insensibles a la humanidad o incapaces de controlar sus propios poderes con desastrosas consecuencias. Los Científicos sabían que una sociedad de humanos con psicoquinesis se destruiría si uno solo de ellos perdía el control, de modo que se decidió erradicar toda potencial amenaza utilizando los métodos educativos, los juegos, la hipnosis… para así detectar a los niños susceptibles de convertirse en “Demonios”, y desde luego eliminarlos.
(Sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Toda esa información cae como una losa sobre los inocentes jóvenes que en un momento ven cómo todos sus miedos infantiles se transforman en una terrible realidad. Aún así ¿qué otra cosa pueden hacer que volver a su hogar y seguir con sus vidas confiando en que nadie descubra lo que han averiguado? La propia Saki, ya adulta, se rie de sí misma al valorar lo ingenuos que fueron todos ellos en aquel entonces.
Al contrario de lo que pueda parecer Shin Sekai Yori no es la historia de unos niños enfrentados a un destino cruel e injusto (tal que Bokurano), sino un relato maduro, profundo y muy bello de unas personas con mentalidad tan lógica y racional como la nuestra. Personas normales que como todo ser humano crecen para ver y sentir, para descubrir su propia realidad y a sí mismos en el camino. Solo que ellos viven en un entorno dominado por un miedo y tensión constantes, la incertidumbre por no saber quién o cuándo alguno de ellos será eliminado por el bien de los demás. Es terrible y, sin embargo, no lo es tanto. Pues aun invadidos por la ira hacia sus líderes ellos mismos son conscientes de que hasta que alcancen la mayoría de edad son una amenaza potencial para todo lo que aman. Ahora el altruismo y el sentido del deber entran en conflicto con el simple y puro instinto de conservación. Como veis éste es esa clase de anime que recurre a la ambigüedad más que a la rotundidad, logrando un efecto profundo y filosófico tan poco común, tan especial y triste. Tomemos como ejemplo ésta sociedad, que acepta la práctica de matar niños que considera peligrosos; pero es que esa práctica tiene un importante propósito, que no es ni más ni menos que la subsistencia de la especie humana. Si segar una vida puede salvar miles ¿no es un sacrificio necesario? ¿No es la decisión correcta? Me he sentido triste al visionar éste anime, tal y como me sentí al leer Ciudad, porque ya había elegido mi respuesta.
Shin Sekai Yori es hasta cierto punto una historia oscura, pero su oscuridad es muy diferente a cualquier oscuridad típica. Es la oscuridad de una realidad latente y muy real, que muestra como al final aún formando parte de un todo, una sociedad, una familia, la primera necesidad de un ser vivo es sobrevivir. Pero para bien o para mal la supervivencia de alguien siempre significa la muerte de otro, así como la prosperidad de unos es también el sufrimiento de otros. Eso es algo que ni el mundo más hermoso puede cambiar.
Éste formidable anime nos plantea una pregunta cuya respuesta depende de cada uno de nosotros ¿Qué es más humano? ¿El instinto de supervivencia o la necesidad por hacer que tu especie subsista?
Para finalizar, la que es para mi la frase más significativa y triste de Shin Sekai Yori. De una Saki adulta en referencia al amor de su vida: la bella, dulce y roja Maria.
“Maria nació dos semanas después que yo. Ella también fue una niña prematura y su estado de salud al nacer fue aún peor que el mío. Creo que si Maria no hubiese nacido en éste mundo muchas personas hubieran podido ser salvadas”.
Al contrario de lo que pueda parecer Shin Sekai Yori no es la historia de unos niños enfrentados a un destino cruel e injusto (tal que Bokurano), sino un relato maduro, profundo y muy bello de unas personas con mentalidad tan lógica y racional como la nuestra. Personas normales que como todo ser humano crecen para ver y sentir, para descubrir su propia realidad y a sí mismos en el camino. Solo que ellos viven en un entorno dominado por un miedo y tensión constantes, la incertidumbre por no saber quién o cuándo alguno de ellos será eliminado por el bien de los demás. Es terrible y, sin embargo, no lo es tanto. Pues aun invadidos por la ira hacia sus líderes ellos mismos son conscientes de que hasta que alcancen la mayoría de edad son una amenaza potencial para todo lo que aman. Ahora el altruismo y el sentido del deber entran en conflicto con el simple y puro instinto de conservación. Como veis éste es esa clase de anime que recurre a la ambigüedad más que a la rotundidad, logrando un efecto profundo y filosófico tan poco común, tan especial y triste. Tomemos como ejemplo ésta sociedad, que acepta la práctica de matar niños que considera peligrosos; pero es que esa práctica tiene un importante propósito, que no es ni más ni menos que la subsistencia de la especie humana. Si segar una vida puede salvar miles ¿no es un sacrificio necesario? ¿No es la decisión correcta? Me he sentido triste al visionar éste anime, tal y como me sentí al leer Ciudad, porque ya había elegido mi respuesta.
Shin Sekai Yori es hasta cierto punto una historia oscura, pero su oscuridad es muy diferente a cualquier oscuridad típica. Es la oscuridad de una realidad latente y muy real, que muestra como al final aún formando parte de un todo, una sociedad, una familia, la primera necesidad de un ser vivo es sobrevivir. Pero para bien o para mal la supervivencia de alguien siempre significa la muerte de otro, así como la prosperidad de unos es también el sufrimiento de otros. Eso es algo que ni el mundo más hermoso puede cambiar.
Éste formidable anime nos plantea una pregunta cuya respuesta depende de cada uno de nosotros ¿Qué es más humano? ¿El instinto de supervivencia o la necesidad por hacer que tu especie subsista?
Para finalizar, la que es para mi la frase más significativa y triste de Shin Sekai Yori. De una Saki adulta en referencia al amor de su vida: la bella, dulce y roja Maria.
“Maria nació dos semanas después que yo. Ella también fue una niña prematura y su estado de salud al nacer fue aún peor que el mío. Creo que si Maria no hubiese nacido en éste mundo muchas personas hubieran podido ser salvadas”.