Castaway on the Moon es una vuelta de tuerca a las películas sobre náufragos, especialmente desde un punto de vista social, al centrarse en un personaje que acepta su condición como natural ante su imposibilidad de encajar como el mundo, refugiándose en su soledad cuando le avisan de nuevo de que tiene una gran deuda que no puede pagar. Dado que no sabe nadar, decide acabar con su vida saltando desde un puente situado sobre un río. Lo que no esperaba era acabar en un islote situado a 200 metros de la ciudad. Una distancia que, evidentemente, no puede superar de ninguna forma, quedándose atrapado allí y decidiendo vivir al más puro estilo Robinson Crusoe. Paralelamente tenemos la vida de una joven, una hikikimori en potencia que no sale de su cuarto y que mantiene una vida imaginaria en Internet, haciéndose pasar por una chica que no es ella, viviendo bajo una máscara incluso para su propia madre, que es poco más que una extraña. Cuando la joven encuentra el protagonista en la isla, decide comunicarse con él en busca de otro ser afín a su situación.

El film de Lee Hae-joon ha sido unas de las revelaciones de la temporada, una de las propuestas más frescas del cine surcoreano del año pasado, lo cual no deja de ser bastante triste considerando que pese a la potencia de la propuesta y suma corrección en todos los aspectos (dirección, guión, música), no hay tanto donde rascar como hacía parecer en un primer momento. Las buenas interpretaciones de sus dos protagonistas no añaden tampoco muchos matices a una trama bien llevada pero que peca de simplista, a pesar de funcionar en todo momento, consiguiendo que dos horas de metraje se pasen bastante rápido, todo un mérito teniendo en cuenta que no hay excesivo diálogo. Divertida algunas veces y tremendamente dramática en otros, "Castaway On the Moon" es una película interesante, bien llevada, pero que nunca alcanza el nivel suficiente como para ser una de las nuevas películas clave de una cinematografía que comenzó el milenio de forma inmejorable y que, poco a poco, se ha ido apagando hasta límites bastante preocupantes. No es mala, ni mucho menos, pero (aún mereciendo la pena) está lejos de ser tan buena como se ha dicho.