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Voto de armengot:
9
6,5
8.767
Drama. Thriller
La cuenta atrás de tres personajes, con senda historias entrelazadas, que tratan de mantenerse a flote y sobrevivir a 24 horas claves que pueden cambiar el curso de sus vidas. El film explora el efecto que una situación de estrés económico tiene sobre las relaciones personales, y cómo el afecto y la solidaridad pueden ser un motor para salir adelante.
7 de octubre de 2022
19 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Juan Diego Botto nos presenta su ópera prima, su primer trabajo de dirección. Una pieza notable de gran sensibilidad que rezuma un trabajo denodado en el fondo y en la forma para sacar a la luz un tema del que no se ha hablado en el cine ni en los peores años de la crisis hipotecaria.
Sabía la película que quería hacer y ha conseguido hacerla. Sin concesiones. Con un pulso maduro y un discurso absolutamente indiscutible. Todos los días son atropelladas por la apisonadora del capital y de la letra pequeña cientos de personas. No hace falta irse al Líbano ni a Ucrania. El drama social está aquí mismo, aquí al lado, en tu barrio.
Con una mirada humilde, Botto noveliza la punta de un iceberg trágico. La película está con las víctimas. Las acompaña. Las muestra con una foto en crudo sin efectismos, casi como de cine Dogma pero sin reglas teóricas, si hay que poner música o rodar a cámara lenta para aclarar al público de qué lado estamos, se hace y punto. Por otra parte el ritmo hace que no pierda tono y donde puede dar un toque de humor consigue reunirse con el espectador sin agobiarle.
Tras el maremágnum de malas noticias, con un guión y un montaje muy trabajado, Botto nos va a ir dosificando los grandes éxitos de los que "no miran para otro lado" (los dejo en la zona spoiler). Ante todo hay un carácter destructivo en ese enemigo invisible y gigantesco. Las familias se ven debilitadas, la cohesión se pierde, la autoestima se esfuma, la ansiedad se impone.
Tosar y Penélope brillan como siempre en papeles protagonistas de una verosimilitud palmaria. Botto se marca un cameo con gran destreza para acabar no siendo tan secundario personaje. Una película fina y necesaria que te engancha desde el principio y hace que lleguen los créditos sin haber mirado el reloj, cuando la realidad ya está trazada como el dibujo a lápiz de un gran artista.
Sabía la película que quería hacer y ha conseguido hacerla. Sin concesiones. Con un pulso maduro y un discurso absolutamente indiscutible. Todos los días son atropelladas por la apisonadora del capital y de la letra pequeña cientos de personas. No hace falta irse al Líbano ni a Ucrania. El drama social está aquí mismo, aquí al lado, en tu barrio.
Con una mirada humilde, Botto noveliza la punta de un iceberg trágico. La película está con las víctimas. Las acompaña. Las muestra con una foto en crudo sin efectismos, casi como de cine Dogma pero sin reglas teóricas, si hay que poner música o rodar a cámara lenta para aclarar al público de qué lado estamos, se hace y punto. Por otra parte el ritmo hace que no pierda tono y donde puede dar un toque de humor consigue reunirse con el espectador sin agobiarle.
Tras el maremágnum de malas noticias, con un guión y un montaje muy trabajado, Botto nos va a ir dosificando los grandes éxitos de los que "no miran para otro lado" (los dejo en la zona spoiler). Ante todo hay un carácter destructivo en ese enemigo invisible y gigantesco. Las familias se ven debilitadas, la cohesión se pierde, la autoestima se esfuma, la ansiedad se impone.
Tosar y Penélope brillan como siempre en papeles protagonistas de una verosimilitud palmaria. Botto se marca un cameo con gran destreza para acabar no siendo tan secundario personaje. Una película fina y necesaria que te engancha desde el principio y hace que lleguen los créditos sin haber mirado el reloj, cuando la realidad ya está trazada como el dibujo a lápiz de un gran artista.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
En los pequeños éxitos que sí figuran en la lucha, queda retratado el gran corazón con el que Botto ha hecho esta película. Una mujer árabe que anda limpiando locutorios y prostíbulos sin quitarse el hiyab para dar de comer a una niña, tras un día de prisas, fracasos y multas, el abogado alcanza a encontrarla para -al menos- quitar de la ecuación la posible pérdida de la tutela de la niña. El hijastro del abogado, a la hora de la verdad, acaba siendo un hijo. No era un pasota, sólo le reivindicaba cerrar algo. Resolver algo. El argentino que no confía en la lucha acaba pasmado viendo los apoyos recabados por su mujer. El hijo de la avalista, no llega a tiempo de salvar a su madre, pero algo antes de la fatalidad, ya había roto con el silencio y estaba a punto de llamarla. Llega tarde, pero hay éxito, no le han robado por completo el espíritu. Sigue siendo el de la foto. El otro éxito es la ausencia total de reproche en la madre.
De estos mimbres está hecha nuestra sociedad, que aunque no triunfa todavía en sus grandes objetivos, continúa brillando a pesar de los pesares. Botto nos regala así una mirada a favor de todos y en contra de la injusticia. Enhorabuena, compañero.
De estos mimbres está hecha nuestra sociedad, que aunque no triunfa todavía en sus grandes objetivos, continúa brillando a pesar de los pesares. Botto nos regala así una mirada a favor de todos y en contra de la injusticia. Enhorabuena, compañero.