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Voto de François Dervieux:
6
6,8
3.554
Drama. Romance
Martin Eden es un chico humilde de pueblo que se gana la vida trabajando como marinero. Un día, Martin defiende de una agresión a Arturo, un joven de clase alta. Como agradecimiento, éste invita a Martin a su hogar y poco a poco le va introduciendo en su estilo de vida. El joven conoce así las ventajas de la educación, y ve esto como una oportunidad para progresar y convertirse en el escritor que ha decidido que quiere ser, mientras ... [+]
18 de junio de 2022
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El componente subjetivo del cine marca siempre la lectura que hagas de una película cuyo valor depende del ojo del que la mira. En esta película he sentido más que nunca ese debate cinematográfico y artístico entre admirar la forma, la imagen, la belleza, o el contenido y la literatura. Cuando el cine tiene más de literatura que de cine, cuando la historia es buena y está bien contada, suele tener más fuerza que cuando el cine tiene más de cine que de literatura. Y ya es decir en una obra que toma como base una novela de Jack London y que está basada completamente en literatura.
Esta película es bonita, sí, por supuesto, sus imágenes son visualmente poderosas y te adentran en esa Italia que todos queremos ver; claro que, teniendo Italia y sus calles de época como telón de fondo, la belleza y el estilo están más que conseguidos, por lo que tampoco tiene gran mérito. Porque de contenido Martín Eden tiene poco de novedosa. Seguimos a un protagonista con una personalidad muy manida en la historia del cine, un Gran Gatsby de la escritura que sale de la pobreza como si este fuese su mayor sueño, pero después sigue teniendo complejo de pobre, tanto a nivel material como intelectual. Tanto el protagonista como el resto de personajes no aportan personalidades ni roles interesantes y es algo que choca en una película que pretende estar cuidada y no quedarse en los mismos estereotipos que llevamos viendo tantos años.
Formalmente está bien, sí, el recurso epistolar es interesante, pero el ritmo es muy simple y se ve roto con canciones que intercalan las escenas, con transiciones de un cine amateur que pretende alardear de imagen y plano pero que parece estar editado con el Movie Maker.
En definitiva, esa parte visual se lleva toda la nota de la película, que se puede ver perfectamente para disfrutar de esos colores y esas casas austeras de la Toscana que tanto encanto tienen; pero ese contenido tan insulso tiene demasiado peso en la valoración que se pueda hacer.
Esta película es bonita, sí, por supuesto, sus imágenes son visualmente poderosas y te adentran en esa Italia que todos queremos ver; claro que, teniendo Italia y sus calles de época como telón de fondo, la belleza y el estilo están más que conseguidos, por lo que tampoco tiene gran mérito. Porque de contenido Martín Eden tiene poco de novedosa. Seguimos a un protagonista con una personalidad muy manida en la historia del cine, un Gran Gatsby de la escritura que sale de la pobreza como si este fuese su mayor sueño, pero después sigue teniendo complejo de pobre, tanto a nivel material como intelectual. Tanto el protagonista como el resto de personajes no aportan personalidades ni roles interesantes y es algo que choca en una película que pretende estar cuidada y no quedarse en los mismos estereotipos que llevamos viendo tantos años.
Formalmente está bien, sí, el recurso epistolar es interesante, pero el ritmo es muy simple y se ve roto con canciones que intercalan las escenas, con transiciones de un cine amateur que pretende alardear de imagen y plano pero que parece estar editado con el Movie Maker.
En definitiva, esa parte visual se lleva toda la nota de la película, que se puede ver perfectamente para disfrutar de esos colores y esas casas austeras de la Toscana que tanto encanto tienen; pero ese contenido tan insulso tiene demasiado peso en la valoración que se pueda hacer.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Esta historia cliché no es otra que la del genio heterosexual y soberbio que necesita demostrar su valía ya que por haber nacido pobre no cree tener ninguna. Aquí se pone de manifiesto la importancia de la educación como herramienta para salir adelante, tema que podemos ver en una obra pareja con la serie de HBO “La amiga estupenda”, que trata temas similares pero mucho más pegados a la realidad, sin querer comparar las opciones de una serie con las de una película, pero advirtiendo que el mensaje de Martín Eden está cercano a un peligroso mensaje de meritocracia y cultura del esfuerzo.
Nuestro ilustre personaje principal se ve involucrado en una familia rica que lo conoce mientras la atractiva y joven hija lo mira, o lo admira, desde la ventana. Sabes que un romance va a surgir entre los dos porque en una película de este tipo debíamos tener una historia de chico-chica, pero, además, por la cara del actor principal que denota sus ansias de obtener el amor de la chica, no como algo desinteresado y puramente romántico, sino como un trofeo que el “mozo de cuadras” obtiene por embaucar a la hija de unos aristócratas. Las referencias a Gatsby no pueden perderse porque de nuevo tenemos a un hombre que se cree menos que la chica que pretende conquistar por venir de donde viene, de un pasado que confrontará una vez tenga éxito y del que renegará como la mayor de las vergüenzas ante los componentes de una clase alta que nunca dejará de verlo como un pobre, por mucho éxito que coseche.
La decadencia que sigue a su fama como escritor es anunciada desde que conocemos a un personaje que en la pobreza es alegre y vivaz (a pesar de todo, según se nos da a entender) pero que en la riquez es oscuro y ermitaño.
Como digo, no es un cliché tratar temas acerca de las diferencias de clase ni de la pobreza y la riqueza, especialmente por la realidad en la que vivimos que parece no cambiar nunca. El cliché es contarlo desde una historia tan banal, cuando, tomando “La amiga estupenda” de nuevo como ejemplo, o historias como la aclamada “Parásitos”, hay ficciones que saben dar un nuevo aire a esta temática.
Nuestro ilustre personaje principal se ve involucrado en una familia rica que lo conoce mientras la atractiva y joven hija lo mira, o lo admira, desde la ventana. Sabes que un romance va a surgir entre los dos porque en una película de este tipo debíamos tener una historia de chico-chica, pero, además, por la cara del actor principal que denota sus ansias de obtener el amor de la chica, no como algo desinteresado y puramente romántico, sino como un trofeo que el “mozo de cuadras” obtiene por embaucar a la hija de unos aristócratas. Las referencias a Gatsby no pueden perderse porque de nuevo tenemos a un hombre que se cree menos que la chica que pretende conquistar por venir de donde viene, de un pasado que confrontará una vez tenga éxito y del que renegará como la mayor de las vergüenzas ante los componentes de una clase alta que nunca dejará de verlo como un pobre, por mucho éxito que coseche.
La decadencia que sigue a su fama como escritor es anunciada desde que conocemos a un personaje que en la pobreza es alegre y vivaz (a pesar de todo, según se nos da a entender) pero que en la riquez es oscuro y ermitaño.
Como digo, no es un cliché tratar temas acerca de las diferencias de clase ni de la pobreza y la riqueza, especialmente por la realidad en la que vivimos que parece no cambiar nunca. El cliché es contarlo desde una historia tan banal, cuando, tomando “La amiga estupenda” de nuevo como ejemplo, o historias como la aclamada “Parásitos”, hay ficciones que saben dar un nuevo aire a esta temática.