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Voto de fudoken:
4
Drama Eddie Felson (Newman) es un joven arrogante y amoral que frecuenta con éxito las salas de billar. Decidido a ser proclamado el mejor, busca al Gordo de Minnesota (Gleason), un legendario campeón de billar. Cuando, por fin, consigue enfrentarse con él, su falta de seguridad le hace fracasar. El amor de una solitaria mujer (Laurie) podría ayudarlo a abandonar esa clase de vida, pero Eddie no descansará hasta vencer al campeón sin ... [+]
11 de mayo de 2024
0 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me gustan las pelis en blanco y negro, lo reconozco. Aunque la peli sea un clásico, prefiero verla coloreada artificialmente si hace falta. Porque en la vida real, salvo que seamos daltónicos, nadie ve en blanco y negro. Siempre me ha chocado, no me cuadra e incluso me "saca" de lo que estoy viendo.

Había leído en algunas opiniones por aquí que esta peli era buenísima, que si obra maestra, que si la de Scorsese era peor. Pero debe ser solo para los pedantes, porque tras verla, estamos hablando de un producto claramente inferior.

La primera media hora, donde el personaje de Newman, borracho como una cuba, se enfrenta al mejor jugador de billar de EEUU, la cosa prometía, arranca fuerte. El problema viene después, donde el billar queda en segundo plano, porque parece que el director está más interesado en meter con calzador una historia romántica. Y no solo la mete con calzador, sino que ocupa 1 hora de peli. Un bajón de ritmo tremendo la relación de Eddie Felson con esa mujer con problemas mentales. Un bajón de ritmo porque sus relaciones sentimentales me importan un bledo, no es lo que he venido a ver aquí.

En el desenlance la cosa más o menos se recupera al nivel que nunca debió haber perdido, pero ya es tarde para arreglarlo. En la secuela, Scorsese sí le dio importancia al 9-ball. Y no solo a este deporte, también a saber cómo timar y estudiar al adversario. Toda la peli pivotaba en torno a eso, y a la relación entre mentor y novato. El verdadero protagonista seguía siendo Eddie Felson, pero sin dejar a un lado su medio de vida. En esta "precuela" el billar parece algo secundario, llegando a ser en algunos momentos incluso aburrida, sin el nivel de entretenimiento y el dinamismo de la versión de 1986, que incluso profundizaba mejor en su personaje. Decepción en definitiva.

Afortunadamente no tengo el mismo criterio que los pedantes, que confunden calidad cinematográfica con ÉPOCA. Por ese "mantra" falso de que cuanto más antiguo, mejor es. Como si todos los vinos fueran iguales.
fudoken
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