Que la Disney ya no se dedica a hacer películas en condiciones y que se ha acomodado en que Pixar saca todos los años una joya de la animación es algo más que evidente. En Disney Channel lo único que queda del amigo Walt es que el logotipo es la cabeza de Mickey Mouse, todo lo demás es basura comercial cuyo fin es vender un producto, ni más ni menos. Lejos han quedado ya los Simba, Aladdín y compañía, de hecho la última gran película de animación que parió la Disney fue "Tarzán" y data del año 1999. Sintomático.

De esta forma tenemos subproductos ridículos y de fama efímera como "Hannah Montana", "High School Musical" o los Jonas Brothers (no recuerdo el nombre de su serie, película o lo que coño hiciesen). Se hacen series como esta acompañadas de algún que otro tema musical pegadizo no para entretener a las niñas (generalmente están dirigidas a ellas) sino para crear una fiebre que se lleva el dinero de los bolsillos de unos padres que irán de sitio en sitio buscando el bolso, micrófono, set de maquillaje y cosas por el estilo que sus hijas ansían y por las que pagarán unas cantidades desmesuradas de dinero solo porque aparece la cara de, en este caso, Miley Cyrus. El problema de todo esto es que lo consiguen, crean falsos ídolos planos, simples y estúpidos que en un par de años están acabados pero con los que consiguen unas cifras de dinero tan enormes que a cualquier ciudadano de a pie le daría un infarto con solo verlas escritas.

De la serie no vamos a hablar, me niego. No creo que haga falta comentar algo que todos sabemos. Miley Cyrus ha tenido suerte y sabe cantar, sino ya estaría dando tumbos en la industria del porno. Aún así esa opción es algo que ella misma no debería dejar de contemplar viendo su actitud y la rapidez con la que estrellitas del momento pierden esa estrella (valga la redundancia) que les hace triunfar.