Cuando hablamos de autores fallecidos, siempre queda esa duda de si estamos alagándolo por su verdadero buen hacer o por no hablar mal de alguien que ya no está con nosotros. Satoshi Kon se merece todos los elogios que le puedan caer y lo demostró desde su primera película, que ya es difícil.

"Perfect Blue" cuenta la historia de Mima, una idol que da un paso hacia delante en su carrera para hacerse actriz. Entre la mala suerte, las dudas y un acosador, su mente empieza a desquebrajarse y no puede más. Algunos se quejan de que la película es caótica y no tiene sentido alguno como montaje. Totalmente de acuerdo, el problema es que estos no se dan cuenta que ésa es la intención del director.

Uno de los mayores logros de "Perfect Blue" es meternos en la piel de Mima y tampoco ser capaces de distinguir qué es real y qué no lo es. Se mezclan imágenes de la serie que está grabando, de su imaginación y sus sueños y de su vida real. Nunca se puede saber a bote pronto cuál es cuál, y ésa es la gracia.

Es encomiable la habilidad de Kon de hacer que el espectador se sienta tan involucrado en una película de este tipo.